Yolanda Oquelí nació en el municipio San José del Golfo. Ella es esposa, ama de casa y madre de dos niños. Una mujer como usted o como yo.
Hace año y medio, ella decide ser parte de una organización de vecinos que disponen unir fuerzas para oponerse a proyectos mineros que se desarrollan en el municipio natal de Yolanda y en San Pedro Ayampuc.
Quizá parezca insignificante el proceso que llevó a convertir a Yolanda Oquelí, de ama de casa a lideresa de un movimiento. Sin embargo, esta mujer valiente y luchadora logró lo que muy pocos de nosotros estamos dispuestos a hacer. Ella consiguió traspasar la gran muralla que separa la conciencia crítica de la conciencia organizativa.
Tener conciencia crítica significa que somos capaces de entender lo que sucede en nuestro entorno. Es un análisis de lo que nos acontece y de sus posibles causas. La conciencia crítica también nos da elementos de nuestros derechos y deberes como ciudadanos y como seres humanos. No pretende dar respuestas, pero definitivamente es el instrumento que provoca las preguntas.
Yolanda seguramente comenzó su lucha indagando acerca de las razones que explican la pobreza de su gente, la falta de servicios básicos y universales, las inequidades de ingresos, la falta de oportunidades. Seguramente esta mujer se habrá preguntado si todo eso era normal, si era la voluntad de Dios o del destino. Sin embargo, en algún momento, comenzó a cuestionar esa realidad y a querer otro destino para ella, para sus hijos y para su gente. En ese momento, le nace la conciencia crítica.
Cuestionarse la realidad es muy importante porque es la antesala de la conciencia organizativa. Es llegar a la convicción, después de conocer la realidad, de que debemos intervenir sobre ella para cambiarla. Supone además, que nos damos cuenta de que solos como individuos aislados somos más vulnerables que en grupo. Nos percatamos de repente que las fuerzas unidas son poderosas, de que dos piensan más que uno, de que cuatro manos hacen más que dos.
Pareciera que la ruta es sencilla y casi mecánica, pero no lo es. No todos decidimos cambiar y ciertamente, no todos optamos por luchar para lograr ese cambio. La zona de confort nos mueve a mantenernos tal y como estamos. De modo que la decisión que tomó Yolanda Oquelí no solo es legítima sino que evidencia el coraje que muy pocos tenemos. Podemos estar de acuerdo o no con la lucha de Yolanda, pero es imprescindible que le reconozcamos el valor que ella representa.
En democracia, la conciencia organizativa es el mecanismo mediante el cual los grupos defienden sus intereses y las protesta sociales son la expresión organizada de esos grupos. Por tanto, los conflictos sociales también son parte de la democracia, y es obligación del Estado garantizar la vida y seguridad de los individuos que protestan, ya que ellos mismos son la razón de ser de la democracia.
El atentado que sufrió Yolanda debe ser investigado y el Estado debe garantizarle a ella y a los otros líderes su derecho a protestar y a manifestar sus intereses. De eso se trata la democracia.