Hace una par de semanas escribí sobre la historia de una joven llamada Malala, quien fue brutalmente atacada por terroristas talibanes en Pakistán. La joven fue acribillada cuando iba camino a su escuela y milagrosamente sobrevivió el disparo a su cabeza.
Malala se convirtió en el blanco de los terroristas ocupando la región debido a su coraje e independencia, cualidades que la llevaron a rebelarse contra las estrictas e irracionales reglas impuestas por estos cobardes. Mingora, el pueblo en donde Malala vive, era un tipo de paraíso ya que a diferencia de otros lugares en Pakistán era bastante tranquilo. Sin embargo todo esto cambio con la presencia de los talibanes, quienes tomaron el control político en dicha región, imponiendo una serie de reglas opresivas que marginalizaban específicamente a las mujeres y niñas.
A las mujeres se le prohibió participar en cualquier actividad que no fuera el cuidado y quehacer de sus hogares, por lo tanto muchas fueron despedidas de sus trabajos, vedadas de áreas públicas y se les prohibió explícitamente asistir a la escuela o continuar sus estudios. Esta última es la razón por la cual Malala decidió alzar su voz en contra del régimen terrorista, y las consecuencias fueron graves. Posteriormente, Malala tuvo la oportunidad de fundar una organización que trabaja por posibilitar el acceso a la educación a niñas de Pakistán y de otros países que se encuentran bajo regímenes opresivos. Gracias a su valentía y determinación, Malala ha podido viajar alrededor del mundo contando su historia e intentando inspirar cambios transcendentales.
Nabila Rehman, una joven también de Pakistán, comparte una historia similar a la de Malala, sin embargo existe una gran diferencia: sus victimarios. Nabila no fue aterrorizada por un grupo terrorista sino que por los ya conocidos drones (aviones sin tripulación) programa impulsado y bajo la responsabilidad del gobierno de Estados Unidos. Nabila se encontraba con sus hermanos y primos trabajando en el campo, la familia recolectaba okra para celebrar el feriado religioso del día siguiente. Sin embargo lo que era una actividad familiar amena, rápidamente se convertiría en una pesadilla que hoy en día sigue atemorizando a la familia. Los niños describen escuchar un zumbido, el zumbido que todos en el área ya conocen, los drones, en cuestión de segundos fueron envueltos por fuego, calor, humo y caos. Todos los niños sufrieron lesiones serias y lamentablemente, la abuela no sobrevivió el ataque.
La historia de Nabila es compartida por miles de personas que residen en áreas remotas de Pakistán y otros países en conflicto del Medio Oriente. Es importante entender que estas regiones que anteriormente eran una especie de oasis de las ciudades se han convertido en zonas de guerra arrasadas no solo por los terroristas sino que también por los ataques de drones del Gobierno estadounidense. El programa de drones fue implementado por primera vez en 2004 por el presidente Bush y su presencia y recursos financieros se han aumentado durante el gobierno del Presidente Obama. Dicho programa fue presentado al público como una respuesta eficaz hacia la guerra contra el terrorismo y sus impulsores aseguraron que el mejor elemento eran los pocos daños colaterales a civiles. Sin embargo, esto ha resultado ser completamente falso, ya que dicho programa ha causado la muerte de miles de civiles inocentes, incluyendo niños y mujeres como la abuela de Nabila. El programa no solo viola códigos legales y éticos internacionales sino que también se envuelve en un sistema de secretismo y corrupción. A pesar de los testimonios y evidencias de miles de víctimas, los propulsores de dicho programa aseguran que se registran muy pocas muertes de civiles. Esta declaración es apoyada por un sistema de cero información o falsa información, lo cual ha llevado a organizaciones no gubernamentales a hacer sus propias investigaciones. Estados Unidos asegura que no esta en guerra con Pakistán sin embargo la historia es muy diferente para las miles de niñas como Nabila que viven en zonas de guerra.
El programa de drones asegura no apuntar hacia civiles inocentes, sin embargo Nabila y yo nos preguntamos qué tenía su abuela qué ver con la lucha contra el terrorismo. Los resultados de dicho programa en relación a combatir el terrorismo son ambiguos ya que sólo se han eliminado 2% de blancos de alto comando. Al contrario, este programa se ha vuelto el arma más poderosa de reclutamiento de grupos terroristas como los talibanes. Una encuesta realizada por la organización Living Under Drones demostró que el 74% de la población pakistaní consideran a Estados Unidos como un enemigo.