Escucho Commit a Crime en la versión de los Rolling Stones del álbum Blue & Lonesome (2016).
Escribo estas líneas motivado por la pregunta de ese buen amigo, el escritor de los relatos cortos precisos y sincrónicos, quien en un show de radio de la semana pasada inquirió qué álbum de los Stones podría recomendársele a una persona joven para se identifique con el estilo de dicha banda.
Ese álbum es Blue & Lonesome. Mi respuesta puede sonar extraña, pues al fin y al cabo es un álbum de covers de otros artistas, en este caso míticos bluesmen, pero no creo que nada pueda reflejar mejor esa esencia de los Stones y su papel en la creación de lo que ahora conocemos como rock.
Existen opiniones contrarias, que ven ese álbum como el resultado de un grupo de ilustres septuagenarios (incluido Eric Clapton) que graban en el estudio durante cinco días por el placer de tocar juntos y cuyo producto es un disco que no abunda en lujos y que tampoco levanta pasiones.
Para la revista Rolling Stone, el álbum revitaliza el blues. No pocos señalan la treta comercial de los Stones de firmar un disco de blues en lugar de abordar la producción de un álbum con composiciones propias. Sin embargo, ese grupo de septuagenarios recibió en 2017 un Grammy por el mejor álbum de blues tradicional. Y ese álbum, después de la muerte de Watts, viene a ser el último de la banda en la forma en la que la conocimos durante las últimas seis décadas.
«Blue & Lonesome» solo demuestra que el «blues» y el «rock» nunca van a envejecer por muy venerables que parezcan.
Las 12 canciones que forman parte del álbum fueron elegidas entre temas que en algunos casos pueden considerarse rescatados del olvido (como All of your Love, de Little Walter) y que reciben un nuevo impulso en la voz de un Jagger que, lejos de las discusiones —bizantinas y propias de la cultura de la cancelación tan populares en la feligresía progre— sobre si le corresponde o no un tipo penal por apropiación cultural del rol de un músico negro, solo se desempeña con la certeza de quien ha vivido su vida inmersa en el blues.
En el caso de Commit a Crime, la versión original es autoría de Howlin’ Wolf, considerado junto con Muddy Waters entre los músicos de blues más influyentes de la historia, al mismo tiempo que pilares del Chicago blues, que con la conjunción de armónicas y de guitarras eléctricas causó la admiración de la escena rock de los años 60 y 70.
Los integrantes de los Rolling Stones ejemplifican esas elecciones de cómo decidir envejecer siendo un rockstar, de la cual más de alguno de nosotros podría tomar nota, pero Blue & Lonesome solo demuestra que el blues y el rock nunca van a envejecer por muy venerables que parezcan.
Termino estas líneas mientras, fuera de mi ventana, la lluvia y la humedad generan alertas de desastres, provocan la caída de árboles y tráfico y despiertan viejas nostalgias —y con ellas también mi rinitis, que terminará necesitando de un antihistamínico—. Eso puede ser materia de otro blues no tan interesante, pero más mundano. Y cierro escuchando Blue & Lonesome, de Little Walter, el tema que le presta su título al disco de los Stones.