Sexo y erotismo a lo largo de la vida

Autor: Elizabeth Ugalde elizabeth@plazapublica.com

Mi aproximación al erotismo tiene la figura de una niña desnuda, acostada sobre una cama de flores en el piso de una bodega oscura, gozando del contacto de su cuerpo rodeado de aromas y pétalos sedosos. La misma niña que podía pasar largo tiempo revolcándose sobre la tierra fresca y abrazando las hojas y que aprendió a besar con las ramas de los árboles.

Esa niña que de adolescente fue alegre y fiestera pero tremendamente insegura con los chicos de su edad. Experimentando a ser coqueta y seductora con algunos éxitos y muchas decepciones. En esta etapa el erotismo se esconde, pues las hormonas lo rebalsan y hunden.

La vida universitaria llega llena de sueños, rebeldías, aventuras, descubrimientos y grandes amores. La incursión en la política, el sexo y el debate de ideas. Todo mezclado en una alegre ensalada de pasión y camaradería. El sexo se impone al erotismo y lo somete.

De los 20 a los 30 nos emparejamos y muchos comenzamos a hacer familia. La naturaleza nos exige que nos reproduzcamos. A partir de este momento comenzamos a hablar en primera persona del plural. De los 30 a los 40 entramos en la aventura de la procreación y la crianza. Estos años son duros, las noches no alcanzan y los días nunca terminan. La crianza de los hijos no es una labor sencilla: al cansancio y el estrés hay que agregarles la incertidumbre permanente de no tener certeza del resultado.

Durante este período, la gerencia del hogar y el cuidado de los pequeños nos consumen casi todo el tiempo y más del 100 % de nuestra energía. Los encuentros sexuales suelen bajar en cantidad y calidad, pero lo importante es que aún hay deseo. Créanme, mentes ingenuas, cuando les digo que mientras tengan deseo buscarán el momento, el lugar y la oportunidad que la vida les ofrezca. Cuestión de ser creativos y de poner las reglas claras desde el principio. Algo así como explicarles a los hijos que, si la puerta del cuarto de los papis está cerrada, no intenten abrirla a no ser que ocurra una hecatombe. De veras. No se hagan bolas con esto porque esta etapa no será el peor momento de su vida sexual. Ya vendrán otros más peludos. Es una promesa. Ja ja ja.

Los 40 son años maravillosos. Si la pareja sobrevivió la etapa anterior, relájense y disfruten, que lo mejor está por venir. Ahora casi todo está en automático: los chicos ya son más independientes, comen solos, se visten solos, casi no se enferman y seguramente permanecerán en la misma escuela hasta que vayan a la universidad. El vagón está encarrilado. Poco a poco la mujer, particularmente ella, retoma de lleno su vida laboral y profesional, así como su figura y aspecto físico, que habían pasado a segundo plano en la etapa anterior. El sexo vuelve a ser una maravilla si salvaguardaron el deseo y la buena relación.

Diez años adorables que, sin embargo, pasan volando y aterrizan sin piedad en los 50. ¿Qué pasa con el sexo y el erotismo en esta década y después? Quizá han visto por Facebook un mensaje que dice algo así como: «Antes de los 50 todo era práctica. Ahora es cuando comienzas a jugar en serio».

Ahora es cuando los hijos se van de la casa y te toca reconstruir tu vida sin ellos. Aquellos por los que hace 20 años decidiste cambiar tus hábitos bohemios y un poco irresponsables por una vida de sacrificio, mesura y responsabilidad te dejan y ahora tienes que volver a reinventarte sin ellos, como pareja. Parece fácil, pero no lo es.

¿Qué pasa con el deseo y el sexo después de 25 o 30 años juntos? ¿Será cierto eso de que uno se cansa de comer lo mismo por tanto tiempo? Algunas parejas se resignan a una vida sin sexo. Dicen que les basta con el amor. Sin embargo, el amor sin sexo y sin erotismo es amor fraternal, es amor de hermanos o amor de amigos, pero no amor de pareja, de amantes. No nos confundamos.

Me parece que el erotismo es la clave, pues nos permite mantener viva la chispa del deseo. El deseo es la llave al sexo y la llama del amor en pareja. Pero ¿cómo despertamos el erotismo en una pareja que tiene kilómetros recorridos, el erotismo que además se manifiesta diferente en los hombres y en las mujeres? Para ellos siempre será más explícito y visual. Para nosotras, en cambio, tiene que estar agazapado, oculto entre la poesía y provocando la imaginación.

Entonces, hombres y mujeres, tendremos el gran desafío de buscar erotizar al compañero haciendo uso de todas las herramientas que tengamos a nuestro alcance. Sintámonos sexis, provoquemos con la mirada o con el movimiento, insinuemos con palabras o con imagines, improvisemos caricias nuevas, excitemos la imaginación con todos los sentidos… Tumben muebles, rasguen paredes, atrévanse a todo, que la imaginación no conoce fronteras. Y el erotismo es imaginación.

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