Qué viva la patria porque viva, o que no tenemos independencia que celebrar, me saben a argumentos insuficientes. Prefiero la fórmula de considerar el 15 de septiembre para celebrarnos como sociedad, como nación en potencia. Por ser una sociedad eminentemente resilente y una con una posibilidad de convivencia armónica entre culturas. Pero para eso, me parece que necesitamos mayanizarnos los mestizos.
Y no es tarea titánica, pues ayer fue que empezamos a intentar llevarnos bien. Guatemala se institucionalizó como Estado y sociedad racistas, ladinos y antiindígenas, desde hace 140 años. Tanto que hace 34 años empezó a ejecutarse un quinquenio de genocidio contra pueblos indígenas, con 200 mil masacrados y un millón de expulsados. Hace apenas 15 años que como Estado reconocimos el genocidio y reconocimos que somos un Estado racista. Hace 10 años apenas que la discriminación racial fue tipificada como delito. Hace apenas 2 años que empezamos a juzgar el genocidio en tribunales.
Escribir las páginas de la historia que celebra la diversidad no es fácil. Habrá esfuerzos de los responsables y los simpatizantes de la contrainsurgencia que incluyó el genocidio que intentarán detener la reescritura de la historia, pero soy optimista. Confío más en que el Poder Judicial, la sociedad civil, la opinión pública, y sobre todo las evidencias, desnuden a los negacionistas.
Pero hemos construido en Guatemala en los últimos 15 años una diversidad que no cohesiona. Sí, todas las energías que se han puesto en construir una legitimidad y una defensa de la dignidad de la diversidad cultural son indispensables. Han logrado que empiece a calar el imaginario de que la nación no es propiedad de ladinos o blancos, sino es compartida con los indígenas. Y hay menos racismo en público.
Pero esta diversidad no es celebrada todavía por los ladinos. Y nunca la celebrarán hasta que no construyamos una identidad que no sea ladina, no-indígena y antiindígena, sino una identidad mestiza. Mestiza étnica y mestiza cultural. Y me parece que la próxima década deberíamos dedicarla a recordarle a los mestizos lo mayas que son y lo enriquecedor que es ser maya. Lo importante que es aprender de nuestra civilización maya, lo importante que es aprender nuestros idiomas mayas, nuestra cultura maya antigua y contemporánea, sobre nuestros héroes y heroínas mayas. Tanto como es importante aprender sobre nuestra cultura mestiza, sobre nuestros héroes y heroínas mestizos. Construir una nación no de indios y ladinos, ni de mayas y ladinos, sino de mayas y mestizos.
* Publicado originalmente en elPeriódico, 18 de septiembre