Los fondos soberanos

Autor: Bernardo López bernardo@plazapublica.com

Entre las propuestas de modificaciones a la Constitución, se propone la creación de un Fondo Soberano, esto en el artículo 242 vigente que crea los Fondos de Garantía

La propuesta de modificación dice lo siguiente: “Artículo 242. Fondo de garantía. Con el fin de financiar programas de desarrollo económico y social que realizan las organizaciones no lucrativas del sector privado, reconocidas legalmente en el país, el Estado constituirá un fondo específico de garantía de sus propios recursos, de entidades descentralizadas o autónomas, de aportes privados o de origen internacional. Una ley regulará esta materia”.

Ahora este artículo modificado diría de la siguiente manera: “Artículo 242. Fondo soberano del Estado. Se constituye el Fondo Soberano del Estado para la inversión pública a largo plazo. Dicho fondo de carácter revolvente, se incrementará con un aporte anual del Estado y otras fuentes de financiamiento provenientes de la participación del Estado en empresas públicas o privadas que prestan servicios públicos o exploten recursos naturales y de los fondos que se deriven de la privatización o concesión de los servicios públicos. Una ley regulará la materia atendiendo a principios de transparencia, rendición de cuentas y agilidad en la ejecución de recursos”.

 Los fondos soberanos son fondos de inversión gubernamentales, desarrollados principalmente en los países emergentes, alimentados por el ahorro público y destinados a gestionar los activos de los Estados en el extranjero.

Los fondos soberanos son creados por Gobiernos de países que disponen de un exceso de ahorro debido a sus importantes recursos mineros o petroleros (como en Oriente Medio, Rusia, Noruega o Venezuela), excedentes presupuestarios (Singapur) o reservas de divisas de los bancos centrales (China). Esos fondos gestionan activos cuyo monto total es difícil de establecer, ya que los Estados dan pocos datos al respecto.

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), su valor podría alcanzar los 12 billones de dólares en 2012.  Aunque ciertos fondos fueron constituidos hace varias décadas para amortiguar las vicisitudes de los precios de las materias primas, desarrollar las infraestructuras o financiar las jubilaciones, el término “Sovereign Wealth Funds” (SWFs, fondos de patrimonio soberano) no apareció hasta 2006.

Esas instituciones se hicieron famosas en 2007 con la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo: cuando varios bancos internacionales anunciaron depreciaciones récord, fondos chinos (CIC), de Singapur (Temasek, GIC) y de Abu Dhabi (Adia) acudieron a su rescate, recapitalizándolos masivamente. Entre mayo de 2007 y febrero de 2008, los fondos soberanos invirtieron más de 52.000 millones de dólares en los sectores financieros en dificultades de Estados Unidos y Europa, según el economista francés Benoît Coeuré.

Sin embargo, el aumento de la influencia de los fondos soberanos preocupa a los países occidentales, que lamentan su falta de transparencia y temen que sus inversiones se basen más en criterios políticos que económicos. Por esta razón, el FMI elaboró recientemente un código de conducta incitando a respetar las reglas de buen gobierno.

Esto al final, es lo que lleva a proponer dentro de las mismas reformas constitucionales la participación del Estado como socio en las empresas que exploten recursos naturales no renovables, ya que será necesario alimentar el Fondo y aplicar una estrategia de ahorro e inversión inter generacional. Tal vez muy cercano en tiempo pero lejano en la memoria está el destino de los fondos que provenían de las privatizaciones, ¿Qué pasó con ellos? ¿En qué se utilizaron?; no hay que repetir el error ni el descuido de ver entrar y salir los billetes de todos los guatemaltecos sin tener una claridad de para qué se deben utilizar, y que al final paren pagando deudas de coyuntura o funcionamiento como sucede con préstamos, donaciones y fondos por doquier. Las buenas ideas se deben materializar en instrumentos bien diseñados, de lo contrario se convierten en malas ideas, así de simple.

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