Las catástrofes que se nos avecinan

Autor: Elizabeth Ugalde elizabeth@plazapublica.com

Si pudiéramos ver el mapa político de Guatemala como vemos el estado del clima, podríamos advertir que cerca de nuestras costas se acercan tremendos desastres. Si tan sólo fuera evidente en la política observar esas espirales gigantescas que se muestran en tomas aéreas, quizás seríamos capaces de reaccionar a tiempo ante las calamidades que se nos avecinan.

Hace unas semanas, Fernando Carrera hacía en su columna de elPeriódico un llamado de atención acerca de la crisis financiera que se nos viene encima, cual tsunami. Alertaba Fernando de que a los problemas crónicos de bajos ingresos tributarios y poca transparencia en el gasto público, se sumaba ahora un creciente endeudamiento para financiar déficits insostenibles. La caja fiscal no da para pagar todos los compromisos, decía él, y agregaba que nuestros políticos tienen que darse cuenta de que no están frente a un sombrero de mago de donde uno saca cuando quiere lo que quiere.

Hace una semana, nos anuncian otro nubarrón negro sobre Guatemala. La visita del secretario general de la ONU no fue ni para ver jacarandas (como dijo con sorna Martín Rodríguez) ni para darle un abrazo solidario a Dall’Anese, como insinuó la prensa. El señor Ban Ki-Moon vino a evaluar si Guatemala necesita ser beneficiaria del Peacebuilding Fund. Este fondo se creó para países con dificultades para estabilizarse después de conflictos armados. Si se asigna a Guatemala, quiere decir que aquí hay serias dificultades de gobernabilidad. Que quede claro, entonces, que no se está entregando un premio por labores humanitarias.

De modo que tenemos tsunami financiero llegando a nuestras costas por un lado y tornado de ingobernabilidad acechando por el otro. Y para ponerlo más trágico aún, nuestras autoridades y líderes políticos no están asumiendo el rol que les corresponde. Los líderes políticos están entretenidos dándose de palos, gritándose insultos, rasgándose vestiduras, jalándose las mechas y más, bajo el amparo de acuerdos de campaña limpia. Mientras, las autoridades públicas, agazapadamente aguardan a que se termine el mandato, y cuidan que no se destape la olla de grillos de todos los negocios y contrataciones por excepción, que por excepción debieron ser transparentes. Ninguno es capaz de alzar la voz y referirse a cualquiera de los peligros reales que se aproximan.

La población, entre tanto, está entretenida en este circo electoral que alimentan los medios de comunicación. Unos dando garrotazos a doña Sandra, otros tirando porras a Pérez Molina, y unos cuantos suspirando por Arzú y su Patricia.

Aprovechemos esta coyuntura electoral para pedirles a nuestros futuros gobernantes que expongan sus soluciones a estos problemas. Exijamos que estas propuestas sean salidas válidas para el conjunto de la población y no sólo para unos cuantos. ¡Y manchémonos el dedo por la mejor opción!

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