«Helter Skelter»

Autor: Míchel Andrade mandrade@correo.com.gt

Escena en blanco y negro: la cámara, ubicada sobre el escenario y detrás de la banda, se enfoca en una multitud que ruge.

La guitarra y la batería comienzan a subir en intensidad mientras un joven vocalista de pelo largo comienza a cantar con una voz profunda:

When I get to the bottom I go back to the top of the slide,
where I stop and I turn and I go for a ride
till I get to the bottom and I see you again,
yeah, yeah, yeah, hey…

Es 1988. U2 está sobre el escenario, donde interpreta una canción de los Beatles que Bono termina con un particular juego de iconografía, muy propio de los primeros años de su banda: muestra una cadena de la que cuelga un crucifijo colgado al revés. «Paramount Pictures presents Rattle and Hum», dicen los subtítulos.

Helter Skelter resucitaba exitosamente en esta forma, de la mano de los U2. Originalmente incluida en el White Album (1968), la canción nació de un Paul McCartney que, impresionado por I Can See for Miles, de The Who, se decidió a crear el sonido más ruidoso y estridente posible. El resultado: una canción de cuatro minutos de duración grabada durante más de 27 horas, de acuerdo con Brian Gibson, en una jornada caótica en la cual John Lennon desafinaba y Ringo Starr gritaba que tenía los dedos ampollados de tanto tocar.

Helter Skelter es un tobogán circular, típico de las ferias de atracciones en Inglaterra. Su traducción más afortunada podría ser ‘descontrol’. Y si a mí me dan a escoger, es un antecedente temprano del metal, grabado en el mismo año en que Tommy Iommi y Black Sabbath daban los primeros pasos de su carrera.

Su aparición no dejó del todo contentos a los críticos musicales de la época, que no fueron indiferentes. Calificativos como «ridícula», «violenta» o «desafinada» se pueden leer en la reseñas de entonces. Pese a eso, Rolling Stone ubica a Helter Skelter en la mitad de la tabla de las 100 canciones más influyentes de los Beatles.

Sin embargo, esta canción es recordada por un vínculo oscuro: los asesinatos cometidos en 1969 en Los Ángeles por los seguidores de Charles Manson, quien estaba obsesionado con el White Album, y especialmente con Helter Skelter. Según Manson, en las canciones de este álbum de los Beatles estaban codificadas las claves para el apocalipsis y una guerra racial, eventos para los cuales Manson preparaba a los seguidores de su secta. «Helter Skelter, Helter Skelter, Helter Skelter», solía repetir Manson a sus seguidores, según los testimonios presentados durante el proceso en el que se juzgó a los asesinos de Sharon Tate, la esposa de Roman Polanski, y de otras seis personas.

En las paredes de la escena del crimen, la Policía encontró que los asesinos habían escrito con la sangre de sus víctimas: «Helter Skelter». Vincent Bugliosi, el fiscal que condujo la investigación contra Manson, la sanguinaria Susan Atkins y los otros miembros de esta secta, tituló su libro sobre este caso Helter Skelter: The True Story of the Manson Crimes. La crónica del New York Times, que consta en el vínculo anterior, detalla que este libro es el más vendido en la historia en la categoría sobre crímenes verdaderos.

Volvamos a las imágenes en blanco y negro que abren esta maquila: las palabras que no se registran al inicio del video son las de un Bono con un semblante muy serio diciendo: «This is a song Charles Manson stole from The Beatles. We’re stealing it back».

Por esa y otras razones, como explicarme la geografía de Managua, U2 es especial para mí. Pero esa será otra maquila.

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