El fracaso de la Cumbre de las Américas

Autor: Ricardo Barrientos ricardobarrientos2006@yahoo.com

Desde la perspectiva de Estados Unidos, lo único que esta Cumbre de las Américas asegura es que los gobiernos corruptos y antidemocráticos, la pobreza y la exclusión continuarán obligando a nuestra gente a migrar, como única opción para una vida mejor.

El fracaso de la Cumbre de las Américas levanta dudas muy serias sobre la capacidad del gobierno de Biden para entender su rol en Latinoamérica.

El evento con el que supuestamente los Estados Unidos de América (EE.UU.) debería demostrar su liderazgo y poder como la potencia regional, ha demostrado ser otro tropiezo más de la política exterior de la administración Biden-Harris. En términos políticos me pareció un error de principiante, una torpeza, excluir a Venezuela, Nicaragua y Cuba por no ser democráticos, pero sí invitar a presidentes autoritarios y verdaderos aprendices de dictador como Nayib Bukele o Alejandro Giammattei.

El discurso de la canciller salvadoreña, Alexandra Hill Tinoco, fue aplastante, con sofismas bien diseñados, una arenga demagógica tan fina y bien pronunciada, que con efectividad escondió los abusos y retrocesos antidemocráticos de Bukele. El presidente salvadoreño no solo se dio el lujo de menospreciar la invitación a asistir al evento, sino además aprovechó para decirle lo que quiso a los gringos, en su cara y en su casa. Bukele seguro ya está vendiendo el hecho como una victoria salvadoreña sobre los gringos, consolidando su retórica nacionalista.

Giammattei también se aprovechó de los errores estadounidenses, ya que empezó anticipando públicamente su menosprecio a la invitación de Biden, para luego ponerlo en ridículo al mostrar la carta de invitación. Además, declaró que su inasistencia era por la molestia de la posición estadounidense respecto a su decisión de reelegir a Consuelo Porras como fiscal general, atacó al Departamento de Estado y acusó con nombre y apellido a varios de sus altos funcionarios. Con esto, Giammattei dejó bien claro lo equivocados que están quienes todavía esperan del gobierno de Biden un apoyo decidido a la lucha en Guatemala contra la corrupción y la impunidad.

Pero, ¿qué fue lo que nos propuso EE.UU.? En lo que nos compete, la vicepresidenta Harris anunció que se habían comprometido US$ 1.9 millardos con empresarios privados de Guatemala, El Salvador y Honduras como una medida para erradicar las causas raíz de la migración irregular…

De verdad, es para quedarse perplejo, por la ingenuidad, en el mejor de los casos, o la malicia de la acción. Primero, porque ese monto luce risible, ridículo, comparado con las remesas que envían los migrantes. Solo en Guatemala, en 2021 recibimos US$ 15.3 millardos de remesas, y al 19 de mayo de 2022 hemos recibido US$ 6.4 millardos, es decir, ¡lo que los gringos ofrecen para frenar la migración originada en los tres países, nuestros migrantes, sólo los guatemaltecos, ya lo están enviando cada 40 días!

Segundo, porque replica los errores del fracasado Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte, forrar de plata a los empresarios supuestamente para generar empleos nuevos, excluyendo a los migrantes, a la sociedad civil organizada y sin controles. Para empezar, en Guatemala el Instituto Nacional de Estadística ni siquiera hace encuestas adecuadas para medir el empleo, el subempleo y el desempleo…

Desde la perspectiva de EEUU, lo único que esta Cumbre de las Américas asegura es que los gobiernos corruptos y antidemocráticos, la pobreza y la exclusión continuarán obligando a nuestra gente a migrar, como única opción para una vida mejor. Además, estas condiciones también asegurarán el fortalecimiento vigoroso del crimen organizado, que seguirá haciéndose más poderoso al traficar con personas y drogas.

Desde nuestra perspectiva, los EEUU confirmaron ser un vecino norteño que sólo busca sus intereses, que no entiende la enorme complejidad de nuestras realidades. Y que, toda vez sus intereses estén satisfechos, poco le importan la democracia, la corrupción y cómo viven las mayorías en nuestros países.

Vaya metida de pata la de Biden.

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