Carta abierta a los papás y a las mamás que buscan justicia

Autor: Carlos de León carlosdeleon@plazapublica.com.gt

Somos los padres de Nahomy Lara Orellana, Juan Carlos Velásquez Marroquín y Ángel Rodolfo de León Palacios, los estudiantes de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) que fallecieron el 31 de marzo de 2012 en las instalaciones de la minera CGN, en El Estor, Izabal.

El pasado 5 de febrero de 2019 tuvimos la primera audiencia del debate oral y público en el que esperamos que se esclarezcan las causas por las que nuestros hijos ya no están con nosotros. Fue la primera vez, después de seis años y nueve meses, que nos sentamos frente al juez que dictará sentencia a explicarle cómo sucedieron las cosas; la primera vez que el sindicado, Alfredo Lemuel Valle Albizures, escuchó nuestro relato; la primera vez que los abogados de la minera CGN y de la UVG escucharon nuestra historia; la primera vez que sentimos que la justicia estaba cerca; la primera vez que nos dimos cuenta de que todos los esfuerzos que hemos hecho en el proceso de la búsqueda de justicia tendrán frutos. Para llegar a este punto hemos tenido que pasar por mucho. Ya perdimos la cuenta de todas las veces que hemos viajado a Puerto Barrios, a El Estor o a Zacapa, a audiencias y diligencias; de todas las reuniones que hemos tenido en las oficinas de nuestros abogados o en el Ministerio Público; de todas las personas con quienes nos hemos reunido en busca de apoyo; de todas las veces que hemos acudido a medios de comunicación para divulgar nuestro caso; de todas las publicaciones que hemos hecho en nuestra página de Facebook. Ya perdimos la cuenta de cuántas veces hemos hablado de lo mismo, de cuántas veces hemos llorado juntos, de cuántas veces hemos llorado a solas.

Muchas personas, entre ellas familiares y amigos que nos quieren, nos han preguntado por qué no renunciamos a seguir buscando la verdad y la justicia. Sabemos que no lo hacen con mala intención, sino porque nos han visto consumirnos física, emocional y económicamente, porque nos han visto envejecer, porque nos han visto sufrir. ¿Cómo explicar que esa búsqueda es nuestra manera de seguir demostrándoles amor, de seguir queriéndolos, de seguir haciendo cosas por ellos?

Ya perdimos la cuenta de cuántas veces hemos hablado de lo mismo, de cuántas veces hemos llorado juntos, de cuántas veces hemos llorado a solas.

Además del duelo, del dolor, de la ausencia, de la frustración, de la rabia, del odio, de la soledad, en el proceso hemos encontrado personas y situaciones malas, como cuando habían desestimado nuestro expediente desde un inicio tomando en cuenta solo lo que la gente de la minera les había dicho, como el juez de Puerto Barrios que nos dificultaba todo hasta que lo recusamos y nos pasaron con otro juez en Zacapa, como la gente que ha obstaculizado el proceso o como los tantos recursos y amparos que la Universidad del Valle o la minera CGN interpusieron para detenernos.

Pero también hemos encontrado mucha gente buena, muchos ángeles que nos han ayudado e inspirado, como nuestros abogados Kevin Moldauer y Luis González; como los fiscales y su secretaria, Jorge García Mazariegos, Max López, Walter Teni y doña Lucrecia; como los compañeros de nuestros hijos, María, Yaimi, Joe, Chito, el Chino, Alecs y otros; como Eleonora Muralles; como Alba Trejo y Susi Vásquez; como Norma Cruz; como Marielos Monzón; como Carolina Escobar Sarti; como Magalí Rey Rosa; como Karin Slowing; como Alejandro Balsells; como las damas de Voces por Cristina; como Iza Mendoza; como Haroldo Sánchez; como Ligia Herrera; como Melani González; como Claudia Paz y Paz; como Thelma Aldana; como los amigos de Nómada y de Prensa Comunitaria; como los jóvenes de la AEU y de Acción Delvalleriana; como los compañeros de Fundación Toriello; como los seguidores de nuestra página de Facebook Un Minuto de Silencio para Romper el Silencio que nos dan like o comparten, y como muchas personas que no podemos mencionar por espacio. A todos, muchas gracias.

Seguiremos adelante por amor a nuestros hijos. No desmayaremos. No permitiremos más impunidad en este país. Daremos el ejemplo. Demostraremos que se puede. Haremos justicia.

A esos padres que han perdido a sus hijos injustamente los animamos a que luchen, a que sigan, a que busquen justicia. Solo de esa manera ayudaremos a que no se siga derramando sangre en Guatemala.

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