Bandera naranja con calaveras rojas

Autor: Byron Ponce Segura poncesegura@yahoo.com

Poco tiene tanta actualidad y atención en Guatemala como la anexión territorial del Sistema de Justicia por los partidos Patriota y Lider (Pepelider) y sus cómplices visibles e invisibles.

A pesar de que han cerrado las llaves de paso de información en los medios de comunicación controlados por los personajes de este montaje, las redes sociales han sido una eficiente caja de resonancia.

La información básica está al alcance de quien la necesite, así que este artículo no hará de repetidora. Lo que busca es poner los reflectores en ciertos puntos que no han recibido atención.

Alumbremos un poco el rincón del periodismo. La cobertura de columnistas ha sido amplia. En algunos casos, por coincidencia o diseño, hasta los títulos han sido iguales. Llama entonces la atención que algunas personas de prensa, que se conocen por no perderse una buena piñata, pretendan ahora ser invisibles. Intenten repasar los rostros más conocidos de la prensa y tele y sabrán quiénes son. 

¿Qué sucede en ese grupo? ¿Por qué un asunto de tanta gravedad y trascendencia no se toca ni con la punta de un palito? ¿Es que les han pedido callar, o el tema no es parte de su agenda? En cualquier caso, el análisis nos ayuda a “conocer a los amigos”.

En el grupo de punta tiene que estar el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala. Es desastroso que el gremio más afectado por la crisis esté paralizado bajo las piedras. Es como si no se estuvieran convirtiendo en espumilla los cimientos mismos de la profesión. 

La Asamblea de Colegios Profesionales de Guatemala representa a todos los graduados universitarios del país, sin distinción de su alma mater. Si este problema no les mueve a la acción, entonces que apaguen la luz, cierren la puerta y tiren la llave muy lejos. 

Sigamos con las llamadas organizaciones populares. Sus agendas de lucha parecen limitadas y sectarias, puesto que el problema requiere una movilización como el país no ha visto en décadas.

El CACIF se lavó la cara, pero no pasó de una declaración tibia. Este sector es fundamental para enmendar procedimientos, dado el derecho de piso que tiene comprado en la Corte de Constitucionalidad. Sería de una visión muy corta no darse cuenta de que esto les cobrará factura. No es política, y si fuera histórica quizá no les importaría demasiado. Será económica, porque le están apostando a la sociedad del fraude y la compraventa de justicia. Están dinamitando la posibilidad de una competitividad sin chanchullos, y eso tiene impacto en la proyección exterior y la confianza de los inversionistas. ¿Acaso no es esto parte del corazón de su discurso? 

Las camisas y blusas blancas, ¿Estarán en la lavandería, o acaso en la tintorería?

También es notable el silencio de la AEU y las asociaciones de estudiantes de la USAC. 

Pronto se conmemorará el 20 de octubre. Es insólito, insostenible, que grupos cívicos y políticos se reúnan para recordar algo que es historia juzgada, pero se hagan los monos sabios con algo que está haciendo historia. 

Los partidos políticos de taparle el ojo al macho y los que intentan hacer diferencia también juegan a lo mismo. Luego no vengan pidiendo el voto y haciendo promesas de cambio.

¿Qué hay de los políticos que están sondeando el mercado electoral, para decidir si repiten o se estrenan en candidaturas presidenciales? ¿Y qué de quienes se consideran la reserva moral de la Nación?

Si ya existía un clima de desconfianza hacia el Sistema de Justicia y abundaba el cotilleo sobre compra y venta de sentencias, lo que estamos a punto de ver es su conversión absoluta en un baratillo, en el cual ondeará una bandera naranja con calaveras rojas.

Lo que no ponderan los anexionistas es que al colocar sus mercaderes en el baratillo, les serán fieles mientras se pueda lucrar con ello. No tienen garantía de que las magistraturas actuarán con absoluta lealtad cuando se acabe su actual poder. Si las magistraturas fueron vulnerables a sus seducciones económicas y de tráfico de influencias, no necesitan pensar demasiado para saber que el fenómeno se repetirá. 

Lo que puede ganarse es mucho más que la repetición del proceso (que, seamos realistas, volverá a meter en la lucha a magistrados corruptos, pero serán menos). Se ganará la conciencia de que el poder de los malos dura mientras no se alcen los buenos.   

scroll to top