La mala gestión de la pandemia y las dudas por las evasivas a ofrecer detalles del contrato para adquirir la vacuna Sputnik V han acelerado el deterioro de la imagen del Gobierno y no se ve cómo este puede recuperar credibilidad.
El presidente Alejandro Giammattei ha llegado a 18 meses de ejercicio, lapso en el que, durante el acto de toma de posesión y tal vez un par de semanas después, disfrutó de estar en la cresta de la ola, pues en adelante ha transitado entre tormentas con visos de hundimiento. Sin embargo, la alineación de los astros solo ha permitido gritos y pataleos de la gente.
Respecto de la crisis por la covid-19, no hay más qué decir. Voces autorizadas de distintos ámbitos de la dinámica nacional han señalado las falencias e inconsistencias en las disposiciones gubernamentales. De cualquier manera, aun sin esas manifestaciones, el simple porcentaje de vacunación patentiza que la población está indefensa.
Dicha situación ha motivado que la oposición parlamentaria juegue su papel y que una tras otra las bancadas no oficialistas hayan ido poniendo en jaque a la ministra de Salud Pública, Amelia Flores, quien recorre el sendero de las humillaciones negándose a responder la pregunta del millón: ¿cómo se definió el suministro con el fondo ruso?
Mientras tanto, la firma CID Gallup divulgó la encuesta levantada en mayo de este año acerca de la percepción que la sociedad tiene del desempeño de 11 mandatarios latinoamericanos. En el rubro de «bien/muy bien», el sondeo colocó en primer lugar al salvadoreño Nayib Bukele, con un 84 % de aprobación. En contraposición, el guatemalteco quedó en el décimo con un 21 %. La empresa tiene cobertura en 22 países y desde hace 40 años brinda consultorías en recolección y análisis de información para estudios de mercado, sociales, de opinión pública y de política, por lo que es una referencia en este tipo de menesteres.
Vale destacar que una de las debilidades de Giammattei es su tendencia (o ejecución ciega de la recomendación que pueden darle sus asesores) de atraer todos los reflectores. Lo anterior, pese a no tener el carisma ni la habilidad discursiva de sus homólogos Bukele y Andrés Manuel López Obrador. Y es que él pierde los estribos, en tanto que sus vecinos asimilan, piensan y contestan. También ha hecho promesas que no ha cumplido, como cuando le garantizó al periodista Fernando del Rincón que tendría apertura con la prensa.
El río revuelto en que navega Giammattei ha levantado variedad de pronunciamientos, entre ellos los que plantean su salida.
Ahora bien, el río revuelto en que navega Giammattei ha levantado variedad de pronunciamientos, entre ellos los que plantean su salida, la que, de concretarse, implicaría la entrada del vicegobernante Guillermo Castillo, funcionario que, al haberse separado del tándem, probablemente tomaría el boleto. Sin embargo, su actitud pasiva no vislumbra que con él habría el cambio que los segmentos disconformes reclaman. En esa dirección, es preciso anotar que entre los artículos 189 y 192 de la Constitución Política de la República se esboza la línea de sucesión.
Si se produce la falta temporal o absoluta del presidente, lo sustituirá el vicegobernante. Si la falta fuere absoluta, el segundo asumirá hasta la terminación del período constitucional. Y en caso de falta permanente de ambos, completará el mandato quien designe el Congreso de la República con el voto favorable de las dos terceras partes del total de diputados, reza la carta magna. La norma no menciona que deba ser quien preside el Organismo Legislativo y menos abre espacio al procurador de los derechos humanos, como lo ha expuesto uno que otro actor en redes sociales.
Para un relevo abrupto, más allá de las protestas ciudadanas es determinante que los astros aludidos al inicio (cúpula empresarial y embajada) lo decidan y toquen las teclas operativas. Sin ese empujón no pasaremos de olas. Si la opción es aguantar hasta 2023, el desfile de aspirantes comienza a figurar. En cualesquiera de los casos queda en evidencia lo relevante de la cita con las urnas, pues ¿qué fuerza partidaria tiene hoy capacidad de inclinar de su lado a 106 de los 160 parlamentarios y qué legislador o legisladora cuenta con equipo, respaldo, criterio y formación para corregir el rumbo? Y… ¿quién de los futuros candidatos llena ese perfil?