Unidas por un trato digno

Posiblemente el único día libre que tenían, ellas lo usaron para realizar una demostración. Mujeres, trabajadoras de casa particular, desfilaron ataviadas con gabacha por la Avenida de Las Américas, el domingo 9 de julio. La marcha fue organizada por la Asociación Centro de Apoyo para Trabajadoras de Casa Particular (Centracap), con el objetivo de hacer visibles las demandas de las participantes.

En carteles que portaban durante su demostración era posible leer frases como: “No me tratas con dignidad”, “No me das descanso”, “Cuidamos de tus hijos”, “Cuidamos de tu casa”, “Cocinamos tus alimentos”, “Cuidamos de tus mascotas”, “Violas mis derechos”, no me pagas un salario justo”, “Cuidamos de ti, tu familia, tus mascotas y tu casa”, “Violas nuestros derechos y no nos tratas con dignidad”. Las mismas aparte de resumir el trabajo realizado en jornadas que pueden extenderse hasta 14 horas diarias, incluyen el reclamo de derechos. Esto es, un salario justo y un trato digno.

Un tuit de la revista Quorum, en el cual informa de la actividad tuvo respuestas que ilustran plenamente el valor que muchas personas dan socialmente al trabajo doméstico y las razones de la marcha. Entre otros, algunas personas expusieron argumentos como: “Que renuncien, NADIE está obligado a recibir maltrato. Que vueltas le dan? (sic)”, “¿Ellas están obligadas a trabajar dónde (sic) las tratan supuestamente mal, ¿hay un contrato de por medio?”, “¿Si no les quieren pagar lo quieren por que (sic) están allí?”, “¿Ellas extienden factura por su servicio?”

En su sitio de internet, al explicar la historia del fenómeno, el Centracap indica que, el “trabajo o empleo doméstico en casa particular o en casa de terceros no se elige ni responde a una vocación, se hace por necesidad económica. Para una gran mayoría de las mujeres pertenecientes a los sectores pobres del país este es el primer trabajo”.

Si analizamos las cifras salariales, las condiciones laborales y las valoraciones expresadas en redes sociales, vemos que el trabajo en casa particular en Guatemala sigue siendo una labor esclavizada y esclavizante.

La acción encaminada a mejorar las condiciones de las personas que realizan trabajo en casa particular inició luego que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), adoptara el convenio 189, Trabajo Decente para Trabajadoras y Trabajadores Domésticos. A este le sigue la Recomendación 201 para Trabajadoras y Trabajadores de Casa Particular. El mismo aún no ha sido ratificado por Guatemala, por lo que tanto la Centracap como la Asociación de Trabajadoras del Hogar a Domicilio y de Maquila (Astrahdom), y otras organizaciones, insisten en ello, a fin de crear un marco de protección más allá de los aspectos contenidos en el Código de Trabajo (CT), en el capítulo sobre trabajo sujeto a regímenes especiales. En el artículo 161 del CT, se define a las personas trabajadoras domésticas como aquéllas que se “dedican en forma habitual y continua a labores de aseos, asistencia y demás propias de un hogar o de otro sitio de residencia o habitación particular, que no importen lucro o negocio para el patrono”.

En el artículo 162 se estipula que, además de la remuneración económica, el patrono o patrona debe suministrar habitación y manutención, lo cual se contabiliza como ventajas económicas al momento de establecer prestaciones laborales.

No obstante, el CT aún contiene artículos sobre el trabajo en casa particular que resultan discriminatorios con respecto a principios de igualdad y equidad, contenidos en la Constitución. Entre otros lo relativo a horarios y jornadas laborales. Esta discriminación, señalada por Centracap y Astrahdom, da pie a que los salarios devengados por las personas trabajadoras de casa particular, en una inmensa mayoría mujeres, perciban remuneraciones por debajo del salario mínimo. En el estudio Trabajo doméstico en Guatemala se cita un grupo focal realizado en San Juan Sacatepéquez: “Quienes laboraban en la ciudad de Guatemala obtenían salarios que oscilaban entre Q500 y Q650, y en San Juan Sacatepéquez entre Q275 y Q500. Los salarios en San Benito, Petén, entre Q300 y Q500, y en Tecún Umán, San Marcos, de Q350 a Q900. En todos los casos había relación entre edad y salario, correspondiendo salarios más bajos a las de menor edad”.

La Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos (ENEI 2022) del Instituto Nacional de Estadística (INE), señala que el ingreso promedio mensual de personas empleadas en casa particular es de Q1,018. Es decir, menos de un tercio del salario mínimo. Si analizamos las cifras salariales, las condiciones laborales y las valoraciones expresadas en redes sociales, vemos que el trabajo en casa particular en Guatemala sigue siendo una labor esclavizada y esclavizante. Un trato indigno y que niega los derechos a quienes, como dicen en la protesta del domingo 9, cuidan las casas, las familias, las mascotas, las hijas e hijos y preparan los alimentos.

Autor