El islam es una religión abrahámica monoteísta que adora exclusivamente a Alá.
Es la segunda religión más grande del mundo después del cristianismo y la que tiene mayor crecimiento en cuanto al número de seguidores. Se estima que el 24 % de la población mundial es musulmana. El islam tiene dos doctrinas o corrientes religiosas fundamentales: la chiita y la suní. Cada una tiene pilares religiosos y prácticas diferentes.
En Indonesia, el 87 % de la población es musulmana suní y una de sus prácticas religiosas es que rezan cinco veces en el día. Nosotros vivimos en el sector financiero de la ciudad de Yakarta, y a nuestro alrededor hay al menos tres o cuatro mezquitas. Desde la madrugada y hasta después de la puesta del sol escuchamos los cantos (o alaridos, dependiendo del autor) que salen de los altoparlantes de los minaretes. Aquellos cinco rezos que al principio me esforzaba por contar y escuchar como un acto de inocente folclorismo se están convirtiendo ahora en una prueba de mi capacidad de tolerancia.
Mi esposo ha sido menos paciente que yo y desde el principio le declaró la guerra a esta rutina de gritar su oración a los cuatro vientos. Entiéndase bien lo que digo: mi marido no está en contra del derecho que cada quien tiene de ejercer su espiritualidad, pero le enoja (porque qué más puede hacer) que todos los vecinos y habitantes de esta enorme ciudad por fuerza tengamos que escuchar sus rezos. Para él, las expresiones de espiritualidad deberían estar reservadas al espacio íntimo y privado.
A mí, además, me sorprende que estos ritos religiosos que yo relaciono más con el mundo rural aún estén tan extendidos en una metrópoli de 30 millones de almas, lo cual habla de la fuerza que tiene el islam como práctica espiritual, capaz de trascender las dinámicas económicas y sociales de una urbe.
El pueblo indonesio y sus líderes […] han construido una nación a partir del reconocimiento y el respeto de lo diverso. Mira y aprende.
El pasado 22 de agosto de nuestro calendario gregoriano se celebró el Eid al-Ada en el mundo musulmán. Eid al-Ada podría traducirse como «celebración del sacrificio» y es, sin duda, una de las festividades más importantes del islam. Esta festividad conmemora el pasaje recogido en el Corán (y en la Biblia) en el que Abraham accede a la voluntad de Dios de sacrificar a su hijo Isaac (Ismael para los musulmanes) como un acto de obediencia. Para fortuna del inocente niño, Dios interviene antes de consumarse el sacrificio para perdonarle a vida y aceptar que un cordero sea sacrificado en su lugar.
La celebración dura 24 horas, tiempo durante el cual no paran de rezar a todo pulmón. Para nosotros fue la noche más larga que hemos tenido en este bello país. No hay cómo criticar la devoción de estas almas, pero abstraerse de este escándalo era imposible. Ni siquiera con una Diazepam se podía. Como dicen: «Al que no quiere caldo, dos tazas».
El pueblo indonesio está conformado por distintos grupos étnicos, lingüísticos y religiosos. A pesar de esta complejidad, ha desarrollado una identidad compartida definida por un idioma nacional, el reconocimiento de la diversidad étnica y el pluralismo religioso. Uno de los pilares fundamentales de la democracia de Indonesia es «Bhinneka Tunggal Ika» («unidad en la diversidad»).
La tolerancia de la diversidad es quizá la principal enseñanza para nosotros como país y como individuos. Fernando y yo tenemos menos de un mes acá y ya estamos rascando paredes por los rezos musulmanes. Sin embargo, el pueblo indonesio y sus líderes han sido más sabios y han construido una nación a partir del reconocimiento y el respeto de lo diverso. Mira y aprende.