La condena de 50 años de cárcel por femicidio a la ex pareja de Luz, brinda una señal de esperanza y recobra en cierta medida la confianza que se ha perdido en el deteriorado sector justicia del país. Hoy, en la sociedad guatemalteca, hay un gran número de personas que continúan en la búsqueda de justicia por casos de violencia de género, odio contra las mujeres y femicidio.
El ejercicio de la violencia se manifiesta de diversas maneras y afecta en diversos niveles de victimización, tales como: la primaria, quien es la victima directa, en este caso Luz María, quien recibe el daño a su integridad, lo que terminó costándole la vida; la victimización secundaria, o el entorno cercano de la víctima principal, en este caso, la hija de Luz y sus familiares, quienes han estado presentes durante todo el proceso y desarrollo del juicio a pesar del costo emocional y psicológico; por su parte, la victimización terciaria, corresponde a todas aquellas personas en relación al caso, tanto familiares de la víctima como del victimario, y todas aquellas personas que no necesariamente tuvieran contacto con Luz durante su vida, siendo estas: la comunidad conformada por vecinos, abogados, investigadores, jueces, analistas, entre muchas otras personas que dan seguimiento al caso.
Según algunos datos del Observatorio del Ministerio Público, a la fecha, la violencia contra la mujer representa el 66 % de los delitos más denunciados en Guatemala, con un número de víctimas registradas de 39,413; en cuanto a femicidio y muerte violenta, este representa un 1 % de los delitos más denunciados, con un registro de 408 víctimas a la fecha.
Los datos exponen que el país continúa siendo una sociedad que no aborda la prevención y erradicación de la violencia contra la mujer a través de modelos de formación en diversas etapas de desarrollo de las personas, es necesaria la construcción de una sociedad basada en la equidad y la igualdad en todos los espacios de interacción. Guatemala, a través de los diferentes gobiernos, continúa con una deuda histórica y sigue sin generar alternativas que brinden calidad de vida y bienestar a las mujeres de nuestro país.
El caso de Luz muestra muchas aristas del guatemalteco como sujeto de análisis, ya que implica un análisis profundo de la sociedad de manera general, el impulso individual, de la respuesta colectiva y de las instituciones que componen el Estado, así también, implica un análisis del desarrollo de las personas y sus entornos, del respeto a la vida, el establecimiento de relaciones sanas, la oferta de oportunidades que brinda el Estado a las personas, el funcionamiento del sistema público y del sector justicia del país, entre muchos otros aspectos.
La violencia de contra la mujer nos afecta a todas y todos como sociedad y su ejercicio genera efectos nocivos y costos sociales y psicológicos a todo un entorno.