«Después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo, le bastaría con asomarse a la ventana», resalta Eduardo Galeano en la contraportada de Patas arriba: la escuela del mundo al revés, libro cuya referencia es oportuna en la actualidad de nuestro país, con «el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies».
La dinámica nacional diariamente genera uno o más hechos trascendentales que levantan las emociones, motivan los debates y encienden las pasiones que profundizan la polarización en una sociedad que, por pasajes del ámbito político, judicial o económico, principalmente, afronta acciones y decisiones contradictorias, no por choques de opinión, sino por transgredir las normas.
No es desacertado afirmar que lo suscitado en Guatemala emula al teatro del absurdo. Primero, porque presenciamos actuaciones que superan la ficción. Y segundo, porque destacan por ser opuestas a la razón, arbitrarias o, incluso, disparatadas. En ese sentido, para tratar de entender la realidad debemos apoyarnos en lo que enseñan la expresión artística sobre los acontecimientos cotidianos y la definición que el diccionario brinda de la palabra con funciones de adjetivo o de sustantivo.
En su obra, Eduardo Galeano retrata temas asociados al poder, a la impunidad, a la injusticia, al consumismo, y otros de moda sobre el comportamiento humano. La lupa del literato se enfoca en el entorno del cambio de milenio, pero continúa vigente. Y al respecto basta enumerar situaciones de las recientes dos semanas. Una, la protagonizada por el ahora presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Ranulfo Rojas Cetina.
Vale reconocer que la Universidad Da Vinci con prontitud y concreción emitió un pronunciamiento que patentiza un buen manejo de la crisis que le toca encarar. En esa línea, la institución académica se deslindó de la incoherencia inducida por el órgano rector de los procesos electorales, el cual, por cierto, al dar posesión a Rojas Miranda, perpetró el primer fraude camino a los comicios de 2023. Y es que, a juzgar por las evidencias, el magistrado recibió los beneficios de una ponderación con puntos ficticios.
Los sinsentidos abundan, como el criterio de campaña anticipada del TSE o que la delincuencia actúe frente a las cámaras de seguridad a escasos metros del Palacio Nacional de la Cultura…
Otra postal patas arriba es la del ministro de Desarrollo Social, Raúl Romero Segura, cuyos argumentos contra la publicación de una fotografía en la que supuestamente aparece en un burdel no han sido contundentes ni convincentes. La tercera en la fila se vincula con el nombramiento que el jefe del Organismo Ejecutivo hizo en una instancia autónoma: el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). Lo ilógico estriba en cómo la máxima autoridad de un ente autónomo es designada por el presidente de la república. En esa paradoja también converge que el Estado es el gran deudor entre la mora de cuotas que sufre la entidad, cifras que a 2018 alcanzaban los 40,331 millones de quetzales con una sostenida tendencia ascendente.
Como guinda del pastel, metáfora empleada no por la tercera definición del diccionario («masa de harina y manteca, cocida al horno…»), sino por la décima («convenio secreto entre varias personas, con malos fines o con excesiva transigencia»), el pleno del Congreso de la República juramentó como magistrados titular y suplente ante la Corte de Constitucionalidad a Néster Vásquez Pimentel y a Claudia Paniagua Pérez, respectivamente, a pesar de que no se ha resuelto un recurso de impugnación contra la elección desarrollada en el Colegio de Abogados y Notarios.
Sin duda, la lista de casos y cosas de hoy daría para que, si Galeano viviera, dispusiera de una fuente continua de elementos para ahondar en los detalles que le permitieron recurrir, en la introducción de su trabajo, al personaje de Lewis Carroll. Y es que los sinsentidos abundan, como el criterio de campaña anticipada del TSE o que la delincuencia actúe frente a las cámaras de seguridad a escasos metros del Palacio Nacional de la Cultura y de Casa Presidencial o que entre los programas televisivos de mayor audiencia dominen los potenciadores de la ignorancia, la frivolidad y la banalidad, contexto en el que, como ha expuesto el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa, «asistimos a la civilización del espectáculo».