Razones para escribir

Enciendo la radio. Llevo prisa y el tráfico no ayuda, pero alcanzo a distinguir, antes de las noticias, unos acordes que conozco: Sunshine of your Love. El locutor se refiere al aniversario de la separación del primer supergrupo de la historia: Cream.

No cambia mi prisa, pero me quedan una sonrisa y unos versos flotando en mi cabeza para el resto del día: «I’ve been waiting so long / to be where I’m going / in the sunshine of your love».

Hace algún tiempo escribí una maquila sobre el encuentro entre Clapton y Jimi Hendrix que se saldó con Clapton abandonando el escenario al no poder seguir el ritmo del chico recién llegado, que se había conectado a su amplificador en un concierto en el Regent Street Polytechnic y tocaba Killing Floor con pasión y desenfreno.

Y es que, por entonces, los grafitis en las paredes de Londres repetían que Clapton era Dios. Y Cream venía a ser algo así como una expresión de esa divinidad, con un genial Ginger Rogers en la batería y Jack Bruce como bajista. El nombre había sido elegido con base en un criterio sencillo: la banda se consideraba a sí misma la crème de la crème.

Cream grabó cuatro álbumes de estudio que constituyen un importante legado para el mundo del rock. Particularmente, mi favorito es Disraeli Gears (1967), que no pocos describen como la quintaesencia de la psicodelia en la escena londinense. Y si hay que elegir, de ese álbum elijo Tales of Brave Ulysses por esos versos que describen el encuentro de Ulises con las sirenas: «And the colours of the sea bind your eyes with trembling mermaids».

En «White Room», Jack Bruce relata un período de oscuridad y de despedidas que se salda con una de las mejores descripciones de la enorme tristeza de sentirse solo en una multitud.

Sin embargo, Wheels of Fire, álbum de 1968, no puede dejar de mencionarse al hablar de este grupo. En White Room, Jack Bruce relata un período de oscuridad y de despedidas que se salda con una de las mejores descripciones de la enorme tristeza de sentirse solo en una multitud: «I’ll sleep in this place with the lonely crowd, / lie in the dark where the shadows run from themselves».

En noviembre de 1968 Cream dio su último concierto en el Royal Albert Hall. En 2005 volverían a este mismo escenario para un concierto que se ha convertido en un mito y del cual rescato una versión de Stormy Monday que difícilmente podrá ser superada.

Y mientras Stormy Monday me invita a beber algo, termino estas líneas mirando las imágenes del gol de Mario Mandžukić que mete a Croacia en la final de Mundial de Rusia. En su eufórico festejo, los jugadores croatas cayeron sobre Yuri Cortés, fotógrafo salvadoreño que no dejó de fotografiar la situación y captó las que seguramente serán las imágenes que mejor reflejen la emoción del juego y su verdadera virtud: la del trabajo —y el festejo— en equipo.

Autor