Así mismo, guardo expectativas positivas sobre el proceso de diálogo y construcción de entendimientos que pueda desarrollarse con el Consejo Editorial de este medio.
Justo a los dos años de existencia, parece ser que el medio pasa de ser niño a adulto despojándose de las falsas inocencias, caretas y poses virginales que no le lucen o que quizás nunca tuvo y hemos sido los mismos miembros del Proyecto y los lectores quienes le hemos atribuido.
Lamento las sentidas ausencias de los colegas que han renunciado y la falta del blog retirado (cuyos contenidos uno podía no compartir pero siempre fue de indudable calidad como lo demostró su alto nivel de lectura y comentarios). Incluso es de reconocer la dedicación de sus autores, quienes atendieron siempre los comentarios y consultas de los lectores con una alta inversión de tiempo y esfuerzo (hubo respuestas a comentarios que por lo extensas e informadas parecían una columna nueva).
Creo que el crecimiento se pudo haber dado sin tanto aspaviento ni daño colateral, el Consejo Editorial pudo ser más claro en los límites editoriales, el Director pudo ser mas reflexivo en su desempeño y el responsable del blog pudo haber atendido o no las advertencias sin manifestar el orgullo de la rebeldía; ¡pero que bueno que no sucedió así!, ésta ha sido una ocasión inmejorable para poner las cosas en su justa dimensión y generar una catarsis de lectores y columnistas que no se hubiera dado de otro modo.
Ahora supongo que todo está mas claro, quien creyó que Plaza Pública era la materialización de “Calma pueblo” (la canción de Calle 13: “calma pueblo que aquí estoy Yo / lo que no dicen, lo digo Yo / lo que sientes tú, lo siento Yo / porque Yo soy como tú, tú eres como Yo”) pueden darse por enterados que no es así, acá hay límites porque es un medio privado y al pie de la página siempre estuvo claro quién es la Institución patrocinadora y con eso basta para entender quién manda en la Institución y cuál es el limite a guardar. Nos lo recordaron de mala forma pero nos lo recordaron.
Los esfuerzos que no deben agotarse son aquéllos que permitan fijar con absoluta claridad los límites, ¿no se puede criticar a los Jesuitas; pero sí a los Salesianos, Maristas o Franciscanos?, bueno, no me detendré a averiguar si el tema es hasta ese punto institucional y anticipo que no pienso criticar a ninguna Orden. Me caso con el antiguo texto de Nietzsche “Ahí hay sacerdotes: y aunque sean mis enemigos, ¡pasad a su lado en silencio y con la espada dormida! También entre ellos hay héroes; muchos de ellos han sufrido demasiado; por esto quieren hacer sufrir a otros; son enemigos de cuidado, nada es más vengativo que su humildad y fácilmente se ensucia quien los ataca. Pero mi sangre está emparentada con la suya; y Yo quiero que mi sangre sea honrada incluso en la de ellos… Así hablaba Zaratustra”.
Tres menciones aparte: una para Martín en el laberinto, creo que cometió una serie de errores pero ha tenido los arrestos necesarios para explicar sus posiciones o “recular” en sus mismas palabras cuando corresponde. Otra para los colegas Columnistas, no desperdiciemos la riqueza que esconden los comentarios de los lectores en el sentido por ejemplo de la exagerada medida de los egos o la que para muchos de ellos es una obvia dependencia laboral respecto al patrocinador del medio, y por último: a quienes se han retirado, respeto y admiro su claridad, pero a menos que partan para abrir otros medios que permitan expresarse sin límites editoriales, me gustaría verlos de vuelta, creo que la sangría ha sido de un calado significativo aunque el Consejo Editorial o el Director no lo vayan a reconocer.
Mientras tanto, escuchemos música de Calle 13, “Calma pueblo”…