Punto negro

Las noticias del mundo del espectáculo y la farándula por lo general, no me generan ningún interés en particular. Sin embargo, la semana pasada fue noticia la revelación de la muerte de James Gandolfini, actor italo-americano quien saltara a la fama mundial luego de personificar a Tony Soprano.

La afamada serie de televisión ´Los Soprano´ se mantuvo por seis temporadas, de 1999 al 2007 constituyéndose hasta dicho momento en la serie televisiva más exitosa de todos los tiempos.

Tony Soprano, ese personaje ficticio que mostraba las dinámicas de un ´boss´ mafioso acosado por sus temores internos y dinámicas familiares, era además un reflejo de la mayoría del público que le admiraba. Ególatra, glotón, dado a los ´placeres de la carne´, mentiroso, ladrón, compulsivo, violento y homicida… Por casi una década, el público asintió y aplaudió cada acto de lascivia, cada acción violenta, cada engaño. Un reflejo de la llamada ´naturaleza humana´.

La serie tocó un punto crítico cuando en el desarrollo de la sexta temporada, la narrativa de los episodios puso a Tony Soprano entre la vida y la muerte, y su público siguió fielmente el proceso de recuperación de un personaje que por un momento fue capaz de contemplar la finitud de la vida y el alcance de sus acciones. Tres episodios después, Tony Soprano regresa ´a las andadas´: Ser infiel a su esposa, robar, matar, engañar…

En el episodio final de temporada, final que a pocos gustó, siempre se planteó la posibilidad que Tony Soprano fuera asesinado. No parecía suceder. El episodio final simplemente ´apaga las luces´ de la escena final, escena donde Soprano comparte con su familia en una restaurante.

Pero recientemente un blogista anónimo publica el siguiente argumento: ´… si tomamos la visión desde la posición donde Tony Soprano se encuentra sentado (los últimos 3 minutos de la serie) notamos a cada persona que ingresa al ´dinner´; notamos el paso sospechoso de un comensal que mira de reojo a Soprano y, luego, nos ´apagan la luz´ de la serie. Conclusión, Soprano ..´fue asesinado de un balazo a la nuca puesto por la espalda. En un momento veo todo, y en otro, ´la Nada´.

¿Ha pensado que sucederá inmediatamente ´le apaguen las luces´? ¿Qué hay en el momento de vivir el ´punto negro´? Vaya que tiene peso el cuestionamiento de Heidegger, ¿Por qué hay ente y no, más bien Nada? La Nada resulta ser, al definirla de forma ´coloquial´, la negatividad absoluta, el no-ser radical, la ausencia total de «ser”… el reposo total.

En términos generales, pocas personas viven el día a día suponiendo la cercanía de la finitud.

Pero la situación de James Gandolfini acontecida en la vida real hace pensar.

Un actor famoso, de visita en Roma para ser galardonado… para luego ser noticia debido a un ataque al corazón fulminante. De un hotel cinco estrellas y estilo art-deco, el Boscolo Exedra Roma ubicado en la plaza della República (conocida también cómo Plaza de la Excedra, debido a la excedra construida por Dioclesiano que alguna vez allí estuvo). Si usted camina de la Plaza de la Excedra hacia la fuente de Las Ninfas, tendrá una de las vistas más hermosas de Roma.

Pues bueno, James Gandolfini pasó, por la mañana de estar en dicho lugar impresionante y por la noche, ´a la mesa´ del evicerador.

Reflexionar sobre ese particular momento de muerte constituye ya un cúmulo de literatura interesante. El espacio de una columna no es suficiente para referir a toda ella, sin embargo, selecciono el libro de Raymond Moody, Vida después de la muerte. El libro hace referencia a los recuentos de testimonios presentados por personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte y, los elementos comunes en dichos relatos: ….´Inefabilidad, oír noticias, sensaciones de paz, felicidad y bienaventuranza; percepción de o música; visión de un túnel oscuro; sentirse fuera del cuerpo, encuentro con otras personas fallecidas, figuras religiosas o seres espirituales, y hablar con ellos; visión de un ser luminoso, revisión panorámica de toda la vida, y visión de una frontera o límite..´ (Moody: 1975).

Suena esperanzador, y la literatura de este contexto se cuenta ya por libras y libras. Suena esperanzador puesto que, como lo afirma el mismo Moody…´ el testimonio repetido en estos casos supone que la consciencia del yo continúa a pesar de la muerte corporal… y cerebral.´

Sin embargo, la academia no parece reforzar esta situación. Muchas de las experiencias descritas cómo testimonios extracorpóreos son efectos similares a lo que produce la droga fenciclidina (PCP o polvo de ángel); lo mismo que la dimetiltriptamina (DMT) o la sobre excitación de los receptores NMDA los cuales son críticos en el manejo de la memoria.

Conclusión: A todos, a todos nos espera lidiar con el punto negro. Ese momento cuando se apague la luz. 

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