Hace más de un mes que salió a la luz pública una crisis humanitaria en los Estados Unidos de América: niños y niñas centroamericanos que migran solos o por medio de coyotes. Lo que en realidad ha sucedido es que esa crisis solo se cambió de lugar. Los menores de edad centroamericanos y en particular los del CA4 siempre han estado olvidados y hoy los responsables de esa catástrofe buscan culpables. Acusando en primer lugar a las redes de traficantes de personas e inclusive el ingenuo gobierno de Guatemala busca criminalizar a los padres de familia que envían a sus hijos a Estados Unidos buscando un mejor futuro; cuando en realidad a quién se debería de criminalizar es a los funcionarios que se inmutan ante la caída en las tasas de matriculación y ante el desabastecimiento de vacunas por planificaciones inadecuadas.
Si los coyotes son el principal culpable, cabe preguntarse ¿por qué los niños costarricenses no migran solos? La respuesta es muy sencilla: Costa Rica invierte US$4.20 diarios en el desarrollo de sus niños, lo que se traduce en US$992 anuales sólo para educación y en materia de salud y protección social invierte anualmente en cada niño / niña y adolescente US$411 y US$459 respectivamente. Con esas cifras es fácil comprender por qué en cada escuela pública de Costa Rica hay una clínica dental, e inclusive psicólogo y médico en algunas de ellas.
Guatemala, en comparación con Costa Rica, invierte 20 veces menos en seguridad social para la niñez (US$23 anuales per cápita), 10 veces menos en salud (US$45 anuales per cápita) y 7 veces menos en educación (US$144 anuales per cápita). Con estas cifras es fácil comprender que la razón de la migración no es la inseguridad o reunificarse con sus padres, es simple y sencillamente que sus madres no tuvieron acceso a un parto seguro, ellos no han tenido acceso adecuado a la alimentación y educación inicial (de hecho, en Guatemala la tasa de cobertura de este nivel educativo es del 5% con tendencia a disminuir mientras en Nicaragua es del 40%).
Y si algún día llegan a superar la desnutrición crónica, solo uno de cada dos niños guatemaltecos accede al nivel de educación preprimario, recibiendo una refacción escolar que cubre sólo el 18% de los requerimientos calóricos diarios (el más bajo de Centroamérica). Esos datos que son sólo la punta del iceberg; objetan la campaña “Quédate” del Gobierno de Otto Pérez Molina que debería dedicarse a destinar mayores presupuestos a la niñez y adolescencia en vez de buscar aún más privilegios fiscales para la élite. ¿O acaso el Presidente está dirigiendo un gobierno de las élites, por la clase media y para las élites?
Las economías más pequeñas que la guatemalteca tienen datos más alentadores, pero no dejan de ser precarios para los requerimientos de las niñas y niños. Por ejemplo, El Salvador invierte al año un promedio de US$254 en educación per cápita, Honduras US$260 y Nicaragua la economía más pequeña de la región US$94 (US$ 50 menos que Guatemala)
No se trata sólo de aumentar los presupuestos públicos destinados a la niñez y adolescencia, se trata de gastar bien. Por ejemplo, el Gobierno de Honduras gasta el equivalente al 8.5% del PIB en niñez y adolescencia, superior al 8.3% del PIB de Costa Rica. Pero el 71% de los adolescentes costarricenses aprueba matemática, contra el 39% de los adolescentes hondureños. Se asocian los pobres resultados que Honduras obtiene con relación a los de Costa Rica, al hecho que el 99% del presupuesto del Gobierno hondureño para educación es gasto de funcionamiento y sólo el 1% inversión en capital humano.
Los datos y cifras de esta columna proceden del estudio: Inversión del Gobierno Central en la niñez y adolescencia en Centroamérica 2007 – 2011 el cual puede descargar en el siguiente enlace: http://plan-international.org/where-we-work/americas/publicaciones/inversion-gobierno-central-ninez-adolescencia-2007-2011-informe-final.
* El autor estudió economía, desarrollo y políticas públicas. Trabaja en ICEFI en el área de gestión pública para el desarrollo. La injusticia del hambre, de la enfermedad y del analfabetismo, le quitan el sueño y desde su espacio aporta a cambiar esas tristes realidades.