Nosotras les creemos

El arma principal de todo abusador es la duda social en torno a la denuncia de la víctima.

El abusador, quien lo es en la medida en que posee algún tipo de poder sobre su presa (laboral, político, económico, penal, familiar, docente, religioso, etcétera), basa en este el logro de su propósito. Por lo tanto, suele suceder que, cuando una mujer en solitario presenta una denuncia porque enfrentó abuso por parte de un hombre poderoso, lo primero que se instala es la duda sobre lo dicho por ella.

De ahí que muchas mujeres que enfrentan esta agresión prefieran callar antes que presentar una denuncia y, por lo general, desestimen documentarla con evidencia. No obstante, también suele suceder que, cuando una sola víctima se sobrepone al terror y a la vergüenza y denuncia al abusador, poco a poco otras se suman y ponen en evidencia el patrón de agresiones a lo largo de los años.

Y esta es una situación que estaría por presentarse en Guatemala, puesto que el inquilino de la casa presidencial, Jimmy Morales Cabrera, ha sido acusado penalmente en una ocasión en 2015 y en medios de comunicación desde mediados de junio. Hace tres años una mujer, no se sabe si la primera víctima de esta cadena, denunció ante la fiscalía haber sido abusada física y sexualmente por Jimmy Morales cuando él era candidato presidencial. En su relato, la denunciante informa que los servicios de seguridad del ya político pretendían llevarla a la fuerza ante la presencia del agresor: una circunstancia que una vez más comprometería seriamente los servicios de seguridad presidencial, que forman parte de la seguridad de los candidatos a la primera magistratura.

Si bien al momento de la denuncia el agresor no había asumido la presidencia, era el candidato ganador y ocuparía la primera magistratura poco tiempo después de denunciado. Ese solo hecho bastó para que las autoridades responsables de investigar los crímenes decidieran desestimar el caso. Y con ello, al negarle justicia a la víctima, se hicieron cómplices de ese crimen.

Con el paso de los meses, poco a poco, la sórdida historia de la conducta presidencial empezó a ventilarse en los medios. Primero, en espacios de El Peladero en El Periódico se publicaron alusiones a la práctica de abuso. Luego, en la columna del excanciller y exsecretario de Análisis Estratégico Édgar Gutiérrez surgió el primer señalamiento serio que define al gobernante como un abusador de jovencitas. Finalmente, en una entrevista a un medio digital publicada esta semana, Gutiérrez amplió la información sobre el caso.

A toda aquella persona que haya sido víctima de abuso por parte del inquilino de la casa presidencial, Jimmy Morales Cabrera, desde este espacio y muchos otros les decimos que #NosotrasLesCreemos.

En la conversación, el exfuncionario menciona que, de 2017 a la fecha, por lo menos diez mujeres jóvenes que trabajan en el sector público han sido sistemáticamente sometidas a actos denigrantes. Además, en su denuncia, Gutiérrez afirma que él personalmente recibió el testimonio de algunas de las víctimas y que estas han callado por miedo y temor al estigma.

Miedo al brazo poderoso de su abusador, quien tiene a su alcance recursos económicos, de fuerza (como el entorno de la seguridad que le cuida las espaldas), de hostigamiento y amenaza (vinculados al círculo perverso que lo rodea) y mediáticos (por el acceso a los medios oficiales y oficiosos). Temor al estigma porque el uso de medios y redes para alimentar el morbo o el desprecio social sería el arma ideada por el poderoso abusador para aislar a sus víctimas y lastimarlas una vez más. Temor al estigma porque es posible que algunas no hayan hablado con sus familias y que estas se hayan enterado por la publicidad del caso. Temor al estigma porque este suele ser la salida fácil para no ofrecer solidaridad ni tender la mano a la persona agredida y sí para respaldar al agresor.

Por eso, a toda aquella persona que haya sido víctima de abuso por parte del inquilino de la casa presidencial, Jimmy Morales Cabrera, desde este espacio y muchos otros les decimos que #NosotrasLesCreemos y que estamos con ustedes. Nosotras respaldamos su denuncia, hacemos nuestra su palabra y abrazamos su decisión a denunciar. Porque #NosotrasLesCreemos tendemos nuestras manos para caminar juntas hacia la búsqueda de justicia, la recuperación ante la agresión, y para devolverle la vergüenza y el miedo al perpetrador, tal y como Emma Molina Theissen lo hizo con sus agresores.

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