Mucho más que la 18-2022

La presidenta del Congreso, Shirley Rivera, afirmó que la mayoría del pueblo de Guatemala tiene una visión conservadora pero que para mantener la paz, archivarían la ley antiderechos. La expresión de la diputada, activa militante de la misoginia del neopentecostalismo fundamentalista, brilla por su enorme carga de contradicción.

Si como dice la congresista, la mayoría de la población por ser conservadora apoyaría su ley antiderechos (Decreto 18-2022), más que preocuparse tendría que haber estado feliz. Con semejante oportunidad de legitimación, ella y sus 111 secuaces que votaron en favor de la normativa, tendrían amplio respaldo para incluso anular un eventual veto del ejecutivo. Sin embargo, optaron por archivarla según les indicó el jefe del ejecutivo, Alejandro Giammattei.

Ahora bien, más allá de la necesidad de no hacer olas entre poderes, cabe señalar la contradicción que subyace en las afirmaciones de la diputada Rivera. Para empezar, una vez aprobada simbólicamente como amenaza a las mujeres el 8 de marzo, se amplió el rechazo social a la norma propuesta. No tardaron en aparecer las convocatorias a movilización en contra de una ley que hipócritamente en nombre de la vida, atentaba contra esta desde el inicio. 

Algo que quizá pretendía impedir la orden presidencial al legislativo, de archivar o esperar el veto. Sin embargo, lejos de ser canceladas, las movilizaciones se mantuvieron por varios días en diversos horarios. Además, en la fecha que el parlamento discutiría las objeciones planteadas al pleno, fueron entregadas  más de 90,000 firmas ciudadanas en contra de la iniciativa. Si bien el hecho de haberla archivado no la deja fuera del ruedo definitivamente, es importante señalar que el retroceso contenido en dicha norma, resultaba inaceptable para la población, esa que la diputada Rivera afirma es conservadora. 

El retroceso contenido en dicha norma, resultaba inaceptable para la población

Desde el mismo 8 de marzo y durante los días que se mantuvo la protesta por la ley contra la vida, las calles de la capital y otras ciudades cobijaron los pasos de quienes alzaban la voz. Y, como bien dijeron varias personas en espacios sociales, no solo es la 18-2022, es más. Y así lo demostró el hecho de no haber cancelado las movilizaciones. 

El decreto en cuestión resultó un motivo convocante pero, como ya se dijo, no es el único. Al acelerado incremento en el costo de la vida que como siempre impacta a las personas y familias con menores ingresos y que cada vez son más, se suman otros factores. 

Entre estos, la acumulación sostenida del desmantelamiento de los servicios públicos que pagan nuestros impuestos y el robo descarado de los recursos. Por ejemplo, la evidente destrucción del sistema de salud pública, no es cualquier cosa puesto que hubo los recursos y la oportunidad de resolver. 

Se suma a ello la maniobra parlamentaria para asegurar fondos de campaña al entramado de empresas criminales que son los partidos políticos

Se suma a ello la maniobra parlamentaria para asegurar fondos de campaña al entramado de empresas criminales que son los partidos políticos. Esto mediante la disposición de incrementar el presupuesto del Ministerio de Comunicaciones en más de 3 millardos de quetzales, mediante una iniciativa de ley que se tramitó en apenas dos semanas. Un mecanismo mediante el cual no solo aseguran el dinero para financiar la campaña electoral de las candidaturas de Visión con Valores (VIVA), de Zury Ríos, la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), de Sandra Torres, así como el partido Vamos, del gobernante Alejandro Giammattei.

La agresión contra los derechos, la corrupción rampante en el ejecutivo, el legislativo y el judicial, el uso indebido de la ley penal, el robo descarado de los recursos y la colusión permanente del empresariado corrupto con los partidos del crimen y los poderes cooptados, están colmando el vaso de la paciencia ciudadana. 

Por ello, las calles vuelven a sentir los pasos de la dignidad y a escuchar las voces de la protesta por mucho más que la 18-2022. Las voces se levantan, como los trinos en la primavera, para llamar al aleteo sostenido que genere el viento fuerte para derrumbar la corrupción y la inequidad. 

 

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