El lunes pasado, un desafortunado like que le dio el superintendente de Administración Tributaria al primer plano del mouse de Minnie hizo reventar las redes sociales chapinas.
Como ya es norma en este mundito virtual, aparecieron los defensores de Foppa, que sin importar lo que diga, haga o deje de hacer lo van a defender a toda costa, y los opositores, que aprovecharon este desliz para acusarlo de misógino e inmoral. Y hasta hubo quien reclamó el uso de recursos públicos para estos fines espurios y pidió su renuncia (esta seguramente es la verdadera razón).
Como en casi todos estos debates públicos, colocarse en los extremos solo contribuye a polarizar, pero poco ayuda en la discusión del tema o de la problemática.
Para poner el debate en contexto, voy a traer a colación algunos datos generales sobre la pornografía y nuestra adicción. La gente se está atiborrando de pornografía. Así lo dio a conocer el servidor de porno online más grande del mundo, Pornhub. De acuerdo con sus estadísticas, en el 2016 solo en su página web fueron reproducidos casi 92 000 millones de videos, lo que equivale a 12 videos por cada habitante del planeta. Ese año, a Pornhub accedieron 64 millones de visitantes al día —más que la población total de Italia—.
Si estos datos son ciertos, Pornhub estaría en el top diez de las páginas web más visitadas del mundo, de modo que superaría a Wikipedia y a grandes medios de comunicación. Las visitas de mujeres a este sitio han venido creciendo año con año. En el 2016 se registra un incremento sustantivo en la proporción de mujeres que acceden a Pornhub desde sus móviles. Nada que nos deba sorprender, pues este dato solamente estaría revelando una mayor preocupación de la mujer por su sexualidad y su placer.
Como cosa rara, en la categoría «Pokémon», Guatemala aparece en la cuarta posición en Latinoamérica, después de Bolivia, Perú y Chile. Sí, al parecer, a los guatemaltecos los pone calientes ver porno con pokemones. Sin comentarios.
Ahora sí, con este contexto, me remito a hacer algunas reflexiones sobre el famoso like del superintendente. Primero, habría que decir que el señor Foppa no es ni el único ni el primero que ve porno y a quien le gusta. A su favor diría que el funcionario acaba de ser padre y que es probable que su vida sexual esté por el suelo. De ese modo, es muy probable que su subconsciente ande desenfrenado y que en un descuido le haya ordenado a su dedo darle un like a Minnie Mouse. De mi parte, también rescataría que la susodicha foto del like es bastante artística y está muy lejos de confundirse con un pokemón.
Finalmente, con la cantidad de porno que he visto, lo común es encontrar poses, fotos o videos en los que se degrada, violenta y muestra a la mujer como objeto. Sin embargo, la foto que le gustó a Solórzano Foppa es el primerísimo primer plano de una mano masculina masturbando la vagina de una mujer. Estoy segura de que no existe mujer en este mundo que no goce una buena ejecución de esta escena. Solo espero que el superintendente haya podido aprender bien la técnica. Por si acaso, y viendo su interés, me permito sugerirle que visite los videos porno de Erika Lust. No se arrepentirá y seguramente su compañera de cama tampoco (no es necesario que le dé like).
Ahora bien, nada de esto exime el error de Juan Solórzano Foppa, que él mismo reconoce. Sus vidas privada y pública están entrelazadas en este momento, de modo que lo que hace como individuo repercute en su función pública. Por tanto, conviene más prudencia en el futuro, acaso también para no darles armas a aquellos que quieren su cabeza a toda costa.