Migraciones sustentables con calidad de vida

Estamos viviendo en nuestro mundo momentos apasionantes de grandes retos y desafíos, muchos de ellos generados por la propia iniciativa humana de superación, desarrollo y búsqueda de la calidad de vida.

Algunos de estos retos son causa de un crecimiento masivo del consumo en países desarrollados que ha excedido las expectativas de muchos ciudadanos a causa del empobrecimiento de sociedades rurales y en vías de desarrollo.

Se constata que el crecimiento económico impulsa el consumo en naciones emergentes y crea una mayor desigualdad social y mayor inequidad entre los grupos familiares y sociales.

Este crecimiento desmesurado del consumo aumenta el riesgo de escasez global de energía, materiales, alimentos, recursos marinos y agua. Las materias primas son más escasas y costosas de obtener. El cambio climático presagia importantes dificultades. No hay recursos disponibles para las generaciones futuras, según la tecnología y los patrones de consumo y hay un incremento de la longevidad en la población.

El fenómeno de las migraciones se ha generalizado y globalizado generando una gran movilidad humana creando nuevas sociedad interculturales. Hay una desaceleración coyuntural en la economía mundial y en especial en los países desarrollados de magnitud todavía imprevisible.

La crisis financiera en los Estados Unidos y los desastres causados por fenómenos naturales, afectan de manera radical a los migrantes en sus viviendas, empleos y seguridad. Las condiciones de la crisis en los Estados Unidos y Europa afectan severamente las condiciones de vida en los países de origen, disminuyen fuertemente las remesas y se prevé un recorte aún mayor de las mismas. El estado de sobrevivencia se agudiza, aunado a los desastres naturales y a los estados de violencia, de ingobernabilidad y falta de oportunidades que viven muchos países de Latinoamérica.

La pobreza como una de las causas principales de la migración va en aumento y se manifiesta por las carencias educativas y de salud, la falta de acceso a los servicios básicos y la falta de oportunidades laborales y sociales.

 

MIGRACIÓN Y DESARROLLO

La motivación de obtener un trabajo bien remunerado en algún país rico constituye un poderoso incentivo para la migración internacional. Una motivación legítima debido a los altos índices de pobreza de muchas comunidades rurales y suburbanas de los países en desarrollo. Esta atracción se ha intensificado a medida que aumentan las diferencias de ingresos en las sociedades de uno y otro Continente.

Muchas economías avanzadas, emergentes y dinámicas necesitan trabajadores migrantes para realizar trabajos que no pueden contratarse externamente y que, con los salarios ofrecidos, no encuentran candidatos locales dispuestos a hacerlos. El envejecimiento de la población también está en la base de esta demanda en aumento, al provocar un déficit de trabajadores en activo en comparación con las personas que están a cargo de los ya jubilados. A medida que las nuevas generaciones adquieren más formación, son menos los que se contentan con empleos escasamente remunerados y que requieren mucho esfuerzo físico.

La migración puede reducir los salarios o provocar más desempleo entre los trabajadores poco calificados de las economías avanzadas, muchos de los cuales son a su vez inmigrantes llegados en oleadas anteriores. Sin embargo, la mayoría de los migrantes complementan las capacidades de los trabajadores locales en lugar de competir con ellos. Al desempeñar tareas que o bien quedarían desatendidas o resultarían más costosas, los migrantes permiten a los ciudadanos desempeñar trabajo de otro tipo, más productivo y mejor pagado, y mantienen además la viabilidad de actividades económicas que, de no ser por ellos se externalizarían.

En el lugar de origen, una mayor pobreza no produce automáticamente mayores tasas de migración. Normalmente los más pobres no cuentan con recursos para hacer frente a los costos y los riesgos de la migración internacional. Lo habitual es que los migrantes internacionales procedan de familias de clase media baja que ha logrado un mínimo de capital para poder invertir en el sueño migratorio.

Sin embargo, cuando se establecen en el extranjero, ayudan a los amigos y familiares que siguen sus pasos y, en ese proceso, los costos y riesgos de la migración se reducen, lo que permite unirse a la corriente migratoria a otras personas de ingresos más modestos, aunque no a los más pobres de todos. La migración de personas con pocas cualificaciones es la que en mayor medida puede reducir la profundidad y la gravedad de la pobreza en las comunidades de origen.

 

LAS REMESAS DE LOS MIGRANTES

Las remesas enviadas por los emigrantes constituyen la mayor incidencia positiva directa de la migración en las áreas de origen de los emigrantes. Si se considera el trabajo como producto de exportación, dichas remesas representan parte del pago por la exportación de servicios laborales que retorna al país de origen. Resulta difícil estimar los flujos internacionales de estas remesas, puesto que una parte desconocida pero probablemente importante éstas no se canalizan a través de los sistemas bancarios formales. Diversos estudios en terreno a nivel macroeconómico señalan que las transferencias clandestinas o en especie son sustanciales, pero por lo general los estudios sobre el tema no tratan de asignar un valor a las remesas en especie.

En varios países, las remesas casi equivalen o superan el ingreso total obtenido por la exportación de bienes, lo que pone de relieve la importancia de los emigrantes en la generación de divisas extranjeras y de ahorros. Las remesas de los emigrantes pueden contribuir directa o indirectamente a mitigar la pobreza, si favorecen a hogares rurales pobres.

 

IMPACTOS SOBRE LA POBREZA

La migración puede influir en la pobreza rural de distintas maneras. Si la producción en el sector rural no registra una baja tras la partida de los emigrantes, la producción per cápita en las zonas de origen de los emigrantes aumentará con la migración. Si los emigrantes provienen de hogares pobres, o si las instituciones locales redistribuyen el aumento de la producción per cápita a favor de los pobres, la migración desde las zonas rurales hacia las urbanas puede contribuir a reducir la pobreza rural.

Sin embargo, los resultados de las investigaciones indican que la pérdida de mano de obra familiar causada por la migración tiene un efecto negativo en la producción agrícola, al menos a corto plazo.

Si los migrantes se llevan consigo capital y si se suma la pérdida de mano de obra en las comunidades de origen a raíz de la migración provocando una baja en la producción entonces se puede incrementar la pobreza de manera significativa.

Si algunos hogares restringen la producción tras la emigración de miembros de su familia, los hogares pobres pueden verse afectados como resultado de una caída en la demanda de sus servicios de mano de obra o de sus ingresos por intermedio de diversos escalonamientos locales de mercado.

Las remesas pueden contribuir a atenuar la pobreza si están dirigidas hacia los hogares pobres, pero también contribuir a aumentar la desigualdad si están dirigidas a los hogares ricos. También pueden atenuar la desigualdad sin afectar la pobreza si están dirigidas hacia los hogares de ingresos medios.

 

SUSTENTABILIDAD: UNA REALIDAD DESEADA

La sustentabilidad requiere poner al ser humano como sujeto consciente de su propia realidad y con hegemonía para poder decidir sobre su futuro. La sustentabilidad requiere poner al ser humano en relación necesaria e intrínseca con el medio ambiente, con su entorno ecológico y social.

En este sentido la sustentabilidad aplicada a la migración deberá entender a los migrantes como personas conscientes de su realidad y a la vez proyectadas a realizar el cambio deseado en sus vidas. Un cambio personal y social que supone cooperación con otros y otras, relacionamiento y asociatividad creativa para lograr un cambio social en la búsqueda del bien común.

Para lograr mayores índices de sustentabilidad es necesaria una estrategia que contemple los siguientes factores:

a) Moderación del consumo individual y social.

b) Perspectiva y soluciones sistémicas, no aisladas.

c) Integración intersectorial: gobiernos, sociedad civil, empresariado.

d) Solidaridad de los más ricos a favor de los más pobres.

e) Concertación y reordenamiento del contrato social en cada país y a nivel internacional.

f) Inversión fuerte en educación, salud, innovación, tecnología e infraestructura.

g) Innovación y renovación institucional de los Estados.

h) Nuevos modelos de decisión y democratización.

i) Avances en la organización y cohesión social.

Para que el desarrollo sea sustentable, debe ser un proceso sistémico que requiere de estrategias, acciones, inversiones y políticas en diversas áreas. El fenómeno de la migración puede ser sustentable si es capaz de generar en las personas estabilidad de vida y generar propuestas estratégicas en lo económico, derechos humanos y dignidad, inclusión social y respeto cultural-religioso estableciendo lazos interculturales y vínculos afectivos familiares y comunitarios.
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(*) Miquel Cortés Bofill, S.J. Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación. Coordinador de la Comisión de Migraciones de la Federación Internacional  Fe y Alegría.

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