Se abre el telón.
Escena uno. En la radio y televisión se escucha la clásica música que nos recuerda que hay cadena nacional. Hubo un golpe de Estado y tres oficiales jóvenes de la montaña han tomado el poder. Finalmente salen en la pantalla tres oficiales, no tan jóvenes, es más, bastante mayores ya, y entre ellos destaca Efraín Ríos Montt. Muchos recuerdan su famosa canción de campaña política, cuando dicen las malas lenguas, que ganó la presidencia, pero la cambió por una buena cantidad de a saber qué: «Mi papá votará por Ríos Montt, mi mamá votará por Ríos Montt, lástima que yo no puedo votar, porque votaría también por Ríos Montt». ¡Bah!
Escena dos. Es domingo por la noche en un país que todavía no conoce la televisión por cable. Hay cadena nacional y el «Presidente» da su mensaje semanal sobre la moral y las buenas costumbres: «Usted papá, usted mamá». Nada tan odioso como esa cantaleta pseudomoralizante, que según escucho a los adultos de entonces, no son más que palabrerías, otra cortina de humo para ocultar lo que verdaderamente pasa en el país y que hoy, tantos libros, estudios, estadísticas, testimonios demuestran: genocidio.
Escena tres. El Papa Juan Pablo II viene por primera vez a Guatemala. Hay unos condenados a muerte por los Tribunales de Fuero Especial (todos sabemos qué son), y el Papa pide a Ríos Montt que no los ejecuten. Por supuesto, el Papa no fue escuchado.
Escena cuatro. Cambio de poder. Mejía Víctores da otro golpe de Estado, se redacta una nueva Constitución, se convoca a elecciones y Guatemala se acerca a la «democracia».
Escena cinco. Son los años noventa y aparece de nuevo el general Ríos Montt, líder de un partido político que, por cierto, ya ha dejado de existir. Durante más de dos décadas, goza de inmunidad en el Congreso, se da el famoso jueves y viernes «negro».
Escena seis. Ríos Montt logra ser candidato a presidente, pese a que la Constitución dice que NO. Pero es probable que el tráfico de influencias y el tráfico de dinero, dicen, hacen posible lo imposible, él logra ser candidato. El lugar donde todo se puede.
Escena siete. Ríos Montt pierde las elecciones para presidente: el pueblo dijo NO.
Escena ocho. Ríos Montt fue acusado, y puede ser sometido a juicio por genocidio. Eso fue esta semana, el lunes, un día histórico.
Se cierra el telón.
¿Cuántos entreactos veremos aún? ¿Cuántos actores saldrán a la palestra para la defensa o el ataque, para la reivindicación, la justicia o la cortina de humo?
Se cierra el telón.
Acto Segundo
Se abre el telón.
Escena uno. La historia en Guatemala no es una línea recta. Da saltos hacia delante y hacia atrás. Pero da saltos y avanza. A veces pareciera que sin propósito, sin que nadie dijera nada.
Pero alegra saber que a pesar de la indiferencia de muchos, del cansancio de otros, del desconsuelo de los más, las cosas fluyen, a pesar de todo, se mueven.
Existe la esperanza.