Los campesinos hacen temblar al CACIF

Los miembros directivos de las cúpulas del sector privado organizado en Guatemala se muestran sorprendidos y desconcertados ante la presencia de miles de campesinos e indígenas apoyando la iniciativa de la Ley de Desarrollo Rural Integral, durante esta última semana de noviembre de 2012.

Jorge Briz, presidente de la Cámara de Comercio, cree que existe un intento de hacer una Reforma Agraria. Ricardo Villanueva, de la Cámara del Agro cree que hay “mentalidades retrógradas que manejan discursos de hace 40 años (porque) quieren hacer una reforma agraria”. Su inercia de pensamiento los lleva a recordar el decreto 900 de los años cincuenta que fue una de las metas del gobierno del Coronel Jacobo Arbenz Guzmán; meta no cumplida por la intervención de la CIA de Allan Dulles y el MLN de Sandoval Alarcón.

Sin embargo, a la “inteligencia corporativa” del sector privado se le olvida que los argumentos de la Guerra Fría ha terminado y el escenario del 2012 cambia drásticamente tanto por al acceso masivo a medios informáticos y tecnológicos, como también por el marco globalizado democrático internacional que condiciona relativamente las balanzas del poder. El análisis de expresiones de poder económico, político y social ya no es simplemente ideológico como lo pretenden ver los de las Cámaras empresariales. Al ya no poder utilizar a la China de Mao, a la Unión Soviética de Stalin, o a la Nicaragua de Ortega como pretexto de su lucha “anticomunista”, tratan de juntar cabos, y utilizan “el socialismo” o el “comunismo” de Chávez para asustar y promover sus intereses económicos a costa de la exclusión de indígenas y campesinos. Estos últimos, al enfrentar problemas de miseria, desnutrición, desastres naturales, y exclusión a servicios básicos, sin importar su origen étnico, social e ideológico, se levantan a protestar. He aquí el desvío y la deshonestidad intelectual de la supercúpula empresarial de Guatemala, porque teniendo datos estadísticos y evidencia empírica del por qué se manifiestan los pueblos, hacen caso omiso de las expresiones sociales de los campesinos y cooperativistas de Guatemala.

El discurso del “comunismo” y del “terrorismo” como legitimación discursiva de quienes ostentan el poder económico en Guatemala para legitimar acciones contra quienes claman derechos humanos e igualdad de oportunidades, palidece, se desvanece, y se esfuma ante la presencia de campesinos pobres e indígenas que buscan reducir brechas de inequidad, y ya no actúan como sumisos a los antiguos “patronos”.

Los amparos y medidas legales anunciadas contra la iniciativa de Ley de Desarrollo Rural Integral en la Corte de Constitucionalidad, evidencian que el CACIF tiene “temor” a perder privilegios, y está utilizando mecanismos y estrategias de dilación para la no aprobación de la Ley. No hay duda que la comisión de “Trucos” del CACIF está activada y los agentes lobistas empiezan a chocar contra campesinos organizados. La Cámara del Agro está alerta, porque aunque los diputados hayan dejado por un lado la aprobación de la Ley, saben que esta guerra no está ganada. Las batallas reales y psicológicas seguirán y al final la expresión económica podría ser vencida por su arrogancia e intransigencia, ¿por qué? Porque los intereses de los Estados Unidos, los de las Naciones Unidas, los de la Iglesia católica, los de la OEA, los de Israel y sumado la de cualquier otra organización que el sector económico ha tachado de “comunista” o “terrorista”, han cambiado.

Se prevé una ingobernabilidad, ya que los campesinos ven burladas sus aspiraciones de ciudadanía, su pobreza no se resuelve por el autodenominado “sector productivo” y peligrosamente podrían asumir la actitud de “vale más morir de pie que vivir de rodillas”.

La aristocracia política Guatemalteca ya no debe cerrar los ojos, ya no debe vivir de espalda a los pobres. Las primeras batallas entre el campesinado y el CACIF se han dado, pero la guerra no ha concluido.

*  Indígena kaqchikel de San Juan Comalapa, Chimaltenango, con estudios y experiencia en políticas internacionales. 

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