Los avatares de la izquierda guatemalteca (2): su transformación

La burguesía guatemalteca fue la primera clase social que desempeñó un papel revolucionario y político de izquierda. Lo hizo cuando, al crear la república, abandonó el régimen monárquico-feudal y asumió el capitalista-liberal para orientar el desarrollo del país.

En todas las etapas que han venido después se ha dedicado a defender el régimen que creó colocándose a la derecha del espectro político nacional. Sus miembros son los nuevos conservadores, que, a diferencia de los anteriores, no pugnan por recuperar el sistema monárquico, sino por mantener el régimen capitalista-liberal de privilegios creado por y para ellos. Eso es así hasta el día de hoy.

La reforma liberal de 1871 fue el evento histórico-político que convirtió a la burguesía en la derecha guatemalteca. En los anales de la historia del país se expone que ese evento puso fin a la confrontación liberales-conservadores, la cual terminó con el triunfo de los primeros. Los regímenes que se instauraron a partir de ese triunfo, y que duraron hasta 1944, consolidaron el poder económico de la burguesía nacional al constituirla en la oligarquía terrateniente que existe hasta la fecha.

Algo ocurrió, como dice el escritor Manuel José Arce, porque, «cuando el liberalismo vuelve en 1871, viene ya con síntomas de decadencia, contaminado del egoísmo pragmático en el que ha caído en otros países después de muchos años, y, en vez de generar un capitalismo nacional fuerte y progresista, produce un capitalismo que tiene el Estado por nodriza total y cede a la menor presión económica foránea […] El liberalismo en Guatemala […], a pesar de su revolución legislativa, se frustra, entra en descomposición mucho antes de florecer y de dar los frutos que de él eran de esperar».

La reforma liberal de 1871 fue el evento histórico-político que convirtió a la burguesía en la derecha guatemalteca.

Los historiadores nacionales nos dicen que los regímenes liberales se caracterizaron por ser oprobiosas y violentas dictaduras que hicieron necesaria la construcción de una nueva izquierda en el país, tarea que asumió la llamada Generación del 20. Esta estuvo integrada por jóvenes políticos que estudiaron en el Instituto Nacional Central para Varones y en la universidad nacional, adonde en esos tiempos solo llegaban miembros de la burguesía guatemalteca. Eran jóvenes que tenían ideas políticas disímiles, a los que los unificaba su origen burgués y, según uno de ellos, su aversión a la violencia, su respeto a la dignidad y a la vida humana, así como su deseo de acabar con el régimen dictatorial de violencia y opresión que su clase social mantenía en el país (César Brañas, citado por Darwin Carrillo).

De acuerdo con la historiadora Marta Casaús (citada por Carrillo en ese mismo enlace), dicha generación recogió el espíritu de transformación y de cambio que las dictaduras liberales despertaron, lo convirtió en un proyecto y lo llevó a debate público. Hizo suyas las demandas sociales de los obreros, de los indígenas y de los pobres en general y rompió con los paradigmas autoritarios produciendo una disputa ideológico-política que abrió nuevas brechas y permitió perfilar un nuevo proyecto de nación, un nuevo modelo de Estado social.

Paradójicamente, siendo la mayoría de ellos de pensamiento liberal, se aliaron al Partido Unionista, que era conservador, y en 1920 derrocaron la dictadura. Involucrados en el Gobierno, lograron, entre otras cosas, que la universidad nacional se abriera a otras clases sociales y que participara en la vida política del país. Pero el respiro democrático fue limitado porque los liberales tomaron de nuevo el poder en 1931 y establecieron otra dictadura que resultó tan sanguinaria y represiva como las anteriores.

Al influjo de los viejos miembros de la Generación del 20 y a contrapelo de la represión institucional, a principios de los años 40 jóvenes universitarios, militares, obreros y campesinos conformaron la oposición política que enfrentó al régimen. Estos, en su mayoría, procedían de las clases populares. Solo unos pocos tenían ubicación y antecedentes burgueses. Sus ideas ya no se sustentaban en el liberalismo. Habían tomado contacto con el socialismo y la socialdemocracia, corrientes ideológico-políticas dominantes en esos momentos en Europa oriental la primera y en la occidental la segunda.

 

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A Claudia, mi sobrina.

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