Ya muchas de estas se escuchan en varios espacios, siempre con la opinión fundamentada. Son algunos cangrejos los que han mostrado realidades incómodas a muchos otros compatriotas del mar que solo se dejan llevar por la marea, sin cuestionar la dirección tomada y el horizonte al que se quiere llegar.
Los cangrejos son mal vistos. Se les dice resentidos, se les acusa de no ser positivos y de no querer a su país. Egoístas, bobos, son puros cangrejos. Nomás ven que uno va para arriba y ya están viendo como se lo bajan. Cangrejos, una nueva manera de desprestigiar, y de finalizar la discusión sin siquiera estar interesado en escuchar y más importante en entender qué es lo que se quiere decir. No se puede hablar con ellos, siempre piensan que tienen la verdad.
Hay mitos que rodean a los cangrejos. El primero es el pensar que caminan para atrás. Nunca en la historia, se puede caminar para atrás. No se debe confundir la voluntad de los cangrejos por comprender su pasado con su intención de construir una sociedad diferente a la anterior. Para eso se necesita quebrar con viejas costumbres, con antiguos valores conservadores, con sistemas económicos y políticos indiferentes y caducos, necios en reproducir los mecanismos racistas, elitistas, autoritarios. Los cangrejos no caminan para atrás, caminan para otro lado. Al andar por otros rumbos van abriendo nuevos horizontes, van encendiendo luces, van contagiando criterio y compartiendo rebeldía.
El otro mito a romper es que los cangrejos impiden a los otros sobresalir. No es actuar de los cangrejos que conozco, estos van más allá. Ellos con crítica audaz, lúcida y certera, cuestionan a los que suben valiéndose de los que siempre son apachurrados (que de más está decir que también son cangrejos a su manera). A los que se les llama cangrejos son hoy por hoy los que, fuera de un marco moral, nos muestran con hechos fehacientes lo que muchos tratan de negar. Argumentar, comprender, reflexionar, estos son los principios de los cangrejos.
Gracias a las tenazas de los cangrejos tenemos otra manera de ver y de pensarnos hacia otro tipo de arena y de mar. No se altere señor y señorita, si alguna vez le llaman cangrejo, que lejos está de ser un insulto en estos tiempos.