La Guardia mexicana, elecciones y sueños

Casi llegamos al final de la novela con una única certeza: Guatemala no resistirá cuatro años más de desgobierno.

El domingo venidero, más de ocho millones de guatemaltecos empadronados tendrán la oportunidad de ir a las urnas para ejercer su derecho al voto. Será la novena jornada de elecciones generales en la era democrática y se vislumbra que se trata de la última oportunidad para enderezar el rumbo, fortalecer el Estado de derecho, posibilitar una verdadera democracia y garantizar el ejercicio de las libertades fundamentales para la generación que viene.

Durante la última década, los indicadores sociales en nuestro país han ido de mal en peor. Es palpable el deterioro en la calidad de vida, que ha ocasionado que una mayor proporción de connacionales decidan partir rumbo a los Estados Unidos en busca de un futuro mejor. La economía nacional muestra signos de estancamiento profundo, mientras la actual administración solo procura salvaguardar sus intereses personales, mantener algunos puestos de elección popular y sostener la peña hasta el próximo 14 de enero.

Por si lo anterior fuera poco, sumemos un factor determinante y triste para muchos: el endurecimiento de la política migratoria de los Estados Unidos ha tomado un giro inesperado. Ahora, el principal aliado del gigante del norte son los miembros de la Guardia Nacional de México, que se desplegarán a partir del próximo miércoles a la frontera con Guatemala para retener y deportar a los centroamericanos que intenten atravesar ilegalmente el territorio mexicano rumbo a Estados Unidos.

Miles de familias en nuestros países se sostienen gracias a las remesas que envían sus familiares radicados en Estados Unidos. A diario decenas de guatemaltecos dejan nuestro país en busca del sueño americano, que ahora podría ser truncado a escasos kilómetros de la frontera con México gracias a la movida en el tablero geopolítico del presidente Donald Trump.

Cuando se está al borde del despeñadero, hay que dejar a un lado el idealismo y la visión romántica y darle paso a la estrategia. Es cuestión de sobrevivencia.

En medio de esta crisis sin precedentes, vamos a elecciones generales un domingo de junio: un proceso electoral atípico en el que se cayeron varias candidaturas presidenciales por problemas legales, con nuevas reglas electorales que limitaron la capacidad de los partidos políticos de dar a conocer sus planes. Muchos exploran la opción del voto nulo ante su inconformidad con la oferta electoral y casi un tercio de la población considera que puede haber fraude en la jornada de elecciones.

Todos estos ingredientes componen un caldo de cultivo para la apatía. Motivos sobran para dejar entrar por la ventana el desaliento, para desanimarse y negarse a asistir a las urnas el próximo domingo. Motivos sobran, pero no hay que dejarse vencer.

Aprovechen estas últimas horas antes de la primera vuelta para meditar su voto, para emitirlo con plena conciencia del momento histórico de nuestro país. Razonen y ponderen entre los candidatos que han tenido la valentía de pronunciarse con la claridad suficiente sobre la ausencia de Estado y los problemas estructurales que aquejan a nuestra nación. Cuando se está al borde del despeñadero, hay que dejar a un lado el idealismo y la visión romántica y darle paso a la estrategia. Es cuestión de sobrevivencia.

Lo que suceda el 16 de junio será de mucha trascendencia. Marcará el ritmo de avance nacional, aunque sea a pasitos. Salgamos a votar para rescatar la democracia, para que los sueños de muchos guatemaltecos se materialicen en estas tierras y no se esfumen ante la mirada incólume de un guardia nacional mexicano.

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