En resumen: Argentina agigantó su deuda externa desde la dictadura militar. De forma paralela, se desindustrializó y deprimió su economía con medidas de ajuste, que probaron su ineficacia para promover desarrollo sostenible.
En esa espiral de endeudamiento y privatizaciones neoliberales, llegó un momento en el cual contrataban deudas “para pagar deuda” y en 2001 sobrevino el impago, que constituyó el impago (default) más grande en la historia.([1])
Con posterioridad al 2001, los tenedores de deuda aceptaron una restructuración de pagos, en un proceso complejo que llevó años. Pero algunos acreedores vendieron sus títulos a los fondos “buitre”, que no son otra cosa que fondos de capital de riesgo, que compran deuda en impago y luego, mediante medidas legales (deuda contratada en EEUU y Europa) exigen el pago del 100% de la deuda más intereses acumulados. Para garantizar el pago de deuda, pueden confiscar activos del país emisor de los bonos y afectar sus operaciones financieras en general. El asunto no es poca cosa. Recientemente, un Juez Federal falló a favor de esos fondos, y prácticamente paralizó todos los otros pagos que ya habían sido acordados en la restructuración de la deuda argentina.
En otras palabras, en las condiciones actuales, si Argentina no paga a los fondos buitre, se bloquean todos los otros pagos de deuda, y sencillamente se puede retornar a la crisis económica del 2001.
El tema es tan grave, que en el seno de la OEA hubo un pronunciamiento apoyado por todos los países miembros, con la excepción de Canadá y los Estados Unidos. Asimismo, han expresado su preocupación instituciones financieras como el FMI, y expertos de la talla de Joseph Stiglitz.
Según su ministro de Economía, Axel Kicillof, la Argentina tiene alrededor de 29,000 millones de dólares en reservas. Los pagos exigidos de inmediato por los fondos buitre sobrepasan los 1,500 millones, pero de realizar el pago, los demás acreedores podrían exigir un pago equivalente en beneficios, que podría rondar los 150,000 millones.
Guatemala no está fuera de peligro. Cualquier país como el nuestro puede estar en la situación de Argentina en el futuro. Casos recientes se registran en Panamá y Perú, por citar dos ejemplos de Latinoamérica.
Esta semana se están llevando a cabo negociaciones para tratar de llegar a un acuerdo con los fondos buitre, dado que la vía legal está prácticamente agotada.
El impago y la crisis asociada al mismo siguen estando en el horizonte. De manera que para 40 millones de argentinos, esta es una verdadera final que impactará en su bienestar durante años. La final de ayer versus Alemania era solamente “circo”.
* El autor es Administrador egresado de la USAC, con Maestría en Investigación de Política y Sociedad de la Escuela de Ciencia Política de la USAC. Ha trabajado en la gestión de riesgos y ejercido la docencia con varias instituciones los últimos 25 años y se especializa en la planeación, el desarrollo de capacidades y el diseño y desarrollo de procesos de capacitación.
[1] Recuerden que hablamos de Argentina, un país que a mediados del siglo XX abastecía de carne y granos a Europa, tenía una industria emergente, enriquecía uranio, y ya contaba con varios premios Nobel entre sus científicos famosos. Eso sin hablar de su nivel educativo y calidad de vida.