La Feria del Libro de Guatemala 2016 Edelberto Torres-Rivas

«Leer nos cambia la vida»: una frase contundente. En esta edición 2016, la Feria del Libro en Guatemala apuesta a las ideas que son capaces de transformar nuestra realidad. Dedicamos la Filgua a los Objetivos de Desarrollo Sostenible con la finalidad de generar conciencia sobre la necesidad de aportar más allá de las letras al cambio que nuestro planeta necesita. Nos urgen las ideas que a través de la cultura son capaces de modificar nuestra realidad y ofrecernos un mundo mejor.

 

Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera.

Umberto Eco

La Feria del Libro de Guatemala (Filgua), iniciada en 2000, es la fiesta más grande de la palabra en nuestro país, una actividad que llena de regocijo a todos los involucrados en el proceso intelectual que culmina cuando quien imagina y escribe el libro encuentra a su lector. La Filgua cumple 13 años en 2016. Desde que se inició se volvieron irreversibles su realización y su aporte a la cultura del país. No solo eso: sirvió de ejemplo para que en los demás países del Istmo empezaran a llevarse a cabo ferias del libro con dignidad y ética, en las cuales lo más importante no son las estadísticas, sino la calidad de las actividades programadas y los libros que se ofrecen a los lectores, quienes acuden a ella con ánimo y deseosos de hacerse de buenas obras para acompañar su vida, para convivir con los autores, para confirmar que el trabajo del escritor es uno más y tiene tanta importancia como el de un albañil o el de un panadero, que todos los trabajos requieren trabajo intelectual y manual. La cercanía que se procura con las ferias entre el público y los creadores está lejos de la pasarela, del show mediático, del autoritarismo que dan el prestigio, la fama o el conocimiento. Sirve para que autores y lectores dialoguen, planteen dudas, den su opinión sobre asuntos vitales del país, del mundo. Es un foro para compartir, no para competir. Este año se eligió un tema sobre el que tenemos mucho que aportar, el desarrollo sostenible. Nuestra tradición cultural ancestral, que incluye no solo la creación de obras literarias universales, sino el cuidado de nuestro medio basado en el conocimiento y el amor por la naturaleza y sus recursos, por atender los ciclos productivos de la tierra y sus interregnos, por el respeto a la diversidad que nace desde lo profundo de nuestro humanismo, por la convicción íntima de que en nuestra conducta cotidiana, en nuestros pequeños actos, reforzamos nuestros principios, nuestra moral, nos da los sustentos conceptuales y los argumentos suficientes para tener mucho qué decir respecto de esta materia.

Las casas sin libros son tristes. Cuando se visita una casa por primera vez y no se ven libros se siente desasosiego. Se ve vacía aunque esté llena de gente, falta de espíritu. Los libros nos alegran la vida, nos hacen vivir, nos transforman. Se viaja en sus páginas, se hacen travesías a través del tiempo y de la historia, despiertan nuestra mente, nos mantienen alertas. Los libros son nuestros mejores compañeros. Sacan nuestras emociones más escondidas, tocan nuestras fibras, nos reflejan.

Por eso los libros merecen una fiesta cada año —como miden su ciclo de vida las personas—. La Filgua es la actividad más concurrida y la más noble del país. Allí se dan cita con el pensamiento universal los trabajadores de la palabra y los que viven por ella. Es la fiesta también de quienes participan en la elaboración material del libro, quienes le dan forma a las palabras, los artistas del proceso de edición: los correctores que le dan elegancia y dignidad a los textos, los maestros formadores y diseñadores que con su imaginación los vuelven piezas estéticas, los que trabajan con la luz en el cuarto oscuro, los impresores que les dan color a las líneas de luz, los encuadernadores que hacen acariciables los libros, los distribuidores, los libreros, los fabricantes de papel, los traductores y su imprescindible labor. En los diez días que dura el encuentro de la inteligencia se llevan a cabo alrededor de 30 actividades diarias, entre presentaciones editoriales, conferencias y mesas redondas, todas organizadas para disfrute de los asistentes. Guatemala es un país de lectores, de amantes de la cultura. La Filgua es su fiesta.

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