pero todo nos lleva a la lucha que día a día libramos por fortalecer la institucionalidad del Estado, en medio de grandes obstáculos, con un solo objetivo: defender la vida en toda su integralidad, estamos cansados de vivir a medias.
Pero hay una fecha muy especial que no quiero pasar por alto, y que quisiera rescatar de la dinámica comercial y darle la importancia que tiene, y es el Día de la Madre. Son pocas las fechas que convocan a la familia, la comunidad y a la sociedad en general, y esta es una de ellas. Tanto hombres como mujeres hacemos un espacio en nuestra agenda para celebrar a quien nos dio la vida, una llamada, un abrazo, un beso o el recuerdo para quienes ya no la tienen.
Para muchas personas en Guatemala, es un día triste, porque la violencia se ha llevado de tajo a muchas mujeres que han dejado en la orfandad a sus hijos. Muchas madres de igual forma han perdido a sus hijos. Algunas tienen un lugar a dónde llevar un ramo de flores, otras aún no saben dónde están, dónde quedaron sus cuerpos martirizados por el dolor, quizá en el fondo guardan la esperanza de que aun tengan vida, de poderlas encontrar.
Me pregunto cuántos niños en las celebraciones escolares de este día tendrán su corazón henchido de dolor porque su mamá no va a estar. Y escribo no para hacer una nota triste, sino para que tomemos conciencia de la realidad de cientos de familias y por un momento hagamos un recuento de cuántos de estos casos hay a nuestro alrededor, y tengamos una acción, un gesto de solidaridad.
Miro a mi alrededor y no puedo dejar de pensar en la mamá de Mindi Rodas cuyo hijo aun espera que regrese, en Maribel cuyo asesino de su hija fue dejado libre por magistrados que corrompieron la justicia, o la mamá de Gia Pinot que tocó las puertas de la justicia y recibió impunidad, la mamá de Edgar Humberto, Yancy Paola, o la familia de Zoila Milagros que los buscan sin descanso. Todas ellas son grandes en su capacidad de amar, más allá de la muerte, del tiempo.
Este es el primer Día de la Madre en que Cristina Siekavizza no va estar para recibir la felicitación de sus seres queridos, y para darle su cariño a Angelys, a esa mujer maravillosa que le dio la vida y que lucha incansable por encontrarla, y que tiene el triple dolor de no saber dónde está su hija ni dónde están sus pequeños nietos.
Otras más están separadas de sus hijos por otras situaciones, pero al igual sufren y libran su propia lucha. Y están las que lucha contra la pobreza día tras día para llevar el pan a sus hijos, un techo, vestido, estudios y salud. Esas madres que emergen en medio de la pobreza y tras largas jornadas de trabajo, con cansancio en el cuerpo y en el alma, llegan al final del día, con la esperanza de que el nuevo día traiga oportunidades que les permitan un mejor futuro para sus hijos e hijas.
Todas ellas son ejemplo de lucha, fortaleza, valentía, perseverancia… ¿En qué se relacionan con el inicio de mi nota? en que tenemos una deuda con todas ellas y por ello debemos fortalecer la institucionalidad, ellas esperan una respuesta ¿donde están sus hijas(os)?, ellas claman por justicia.