Inversionistas: ofrecemos granadazos y privilegios fiscales

Un inversionista toma en cuenta varios y diversos factores para decidir dónde invertir. Deberíamos conocerlos si nuestra intención es atraer inversiones y generar empleos.

Este tema obliga a una pregunta inquietante: si una de las 10 empresas más grandes de Guatemala es víctima de ataques con granadas, ¿qué pueden esperar los inversionistas potenciales? ¿Será que esos inversionistas vendrían seducidos por privilegios fiscales, ante semejante panorama de inseguridad?

Es decir, para ser competitivos, ¿qué nos urge más? ¿Fortalecer al Estado para que cumpla sus deberes mínimos en educación, salud, justicia, seguridad e infraestructura? O, ¿perforar más las finanzas públicas, debilitando más el Estado, con la intención de atraer inversiones, que de todas formas no vendrán?

Nadie discute que necesitamos más inversión y generar más y mejores empleos. Creo que ha quedado demostrado que esto no se logrará con la iniciativa de ley 4644, “Ley de promoción de inversión y empleo”: ha generado conflicto y división dentro del empresariado privado y rechazo general, porque lo único que haría es abrir un enorme agujero fiscal, resultado de conceder exención de impuestos a los sectores más dinámicos y con más capacidad de pago (el dictamen y una enmienda al artículo 4 de esa iniciativa de ley privilegiaría a ingenios azucareros, cervecerías, licoreras, ganaderos, cafetaleros, palmeros, etc.), en tanto toda la carga fiscal recaería sobre los consumidores, trabajadores y empresarios medianos y pequeños con menos capacidad contributiva.

Poco a poco esta iniciativa de ley muere, porque nació con un sesgo que no se puede enmendar o corregir: privilegiar a unos en detrimento de otros. Sin embargo, no hacer nada no es una opción. Claro que se necesita hacer algo, y para ello se propone:

1. Como medida inmediata y de corto plazo, archivar la iniciativa 4644, para reemplazarla por otra ley. Una Ley de Retención de Empleos (en vez del pretensioso nombre “ley de promoción de inversiones y empleo”), enfocada únicamente a no perder los empleos actuales en el sector maquila y cumplir el compromiso con la Organización Mundial del Comercio, sería una acción inmediata más sensata y honesta. Pero además, evitaría la voracidad que quedó evidente en el citado artículo 4 de la iniciativa 4644, en la que los peces gordos se forrarían con privilegios, en tanto que el resto tiene que cargar con los costos.

2. Como medida de fondo y largo plazo, instalar una mesa de trabajo, con metas y plazo fijo, en la que tenga lugar un debate abierto, transparente e incluyente. Este debate debe superar e ir más allá del mito de los privilegios fiscales: pretender atraer inversión y generar empleos con el privilegio de no pagar impuestos, es un modelo obsoleto. Incluso, si se quiere, el punto de partida del debate podría ser una propuesta proveniente del empresariado (como “mejoremos guate”), la cual se evaluaría técnicamente, contrastándola con los principios y compromisos del pacto fiscal y los acuerdos de paz. Pero lo más importante es que esta mesa llegue a un acuerdo plural, en el que hayan participado todos los sectores, Gobierno, Congreso, sociedad civil, sindicatos, todas las asociaciones y gremios empresariales, etc. Es decir, al ser incluyente, sería una propuesta legítima, no la expresión de los intereses de un grupito de empresarios.

Desechar la iniciativa 4644, aprobar una ley limitada a lo urgente, y sobre todo, dar paso a un proceso de diálogo democrático como el descrito sería un acierto muy necesario, una demostración de seriedad y madurez política.

Un acierto que ayudaría a salvar el Gobierno de Pérez Molina del naufragio. Sería bueno que esta administración lograra hacer bien algo, por lo menos para variar un poco.

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