Faros en el mundo de hoy

Stéphane Hessel es, como dice el periodista francés Patrice van Eersel, un faro en la actual niebla que ensombrece el rumbo de la humanidad.

El intelectual francés que co-escribió la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que fue parte de la resistencia francesa al lado del presidente De Gaulle desde Londres, luego de haber escapado de dos campos de concentración en los años cuarenta, es precisamente una luz en un mundo que se sumerge en el individualismo y que no sabe como reencontrarse con lo esencial.

Lo fue por ejemplo en 2009, cuando escribió el famoso ensayo que llamaba a indignarse por la injusticia en el mundo y por la manera en como el hombre se convierte (cada vez más y sin ninguna objeción masiva) en una variable marginal para la política, el mercado, la manera en cómo se llevaban las relaciones internacionales. Muchos respondieron a su convocatoria por la indignación y pronto lo que fuera  una voz se convirtió en un grito colectivo por asirse a los valores como la solidaridad, el respeto por la naturaleza, la justicia, la tolerancia. Aquello que él mismo llamó una ética social universal.

Hessel se ha convertido en uno de esos referentes de la experiencia humana, una conciencia de nuestro mundo y la manera en la que nos relacionamos hacia dentro de nuestros países y con todos aquellos que son diferentes a nosotros. En una entrevista hecha por Édouard de Hennezel y Patrice van Eersel y publicada en Francia, nos dice que la ética no es más que lo que nos permite acercarnos a los otros. De ahí que sea necesario reconocer lo bueno que existe en nosotros, las razones para ser felices, porque es de este modo que sabremos también que es lo que puede llegar a ser el hombre en su sentido genérico. Para ello es que la relación con una misma o uno mismo es tan importante: conocerse, aprender a saber quién se es en una realidad que nos aleja de nosotros mismos, es el único chance que tenemos como humanidad para reconocernos en los otros, y así poder descubrir aquellos caminos que se pueden compartir y recorrer conjuntamente. 

En un mundo en que la niebla tiene varios nombres –cybercultura, mercado, relativismo, fascinación por la juventud…-, los faros son pocos y las aguas de los océanos más difíciles de navegar. Aquellos ya bastante adultos que asumen lo que en muchas culturas tiene el ser anciano y la sabiduría que la vida regala son cada vez menos, y por lo tanto deben decir mucho. Mucho en un mundo en donde el lenguaje políticamente correcto es el aceptado sin ver lo nocivo que puede ser para nuestras sociedades. Sin duda Stéphane Hessel es uno de los pocos faros que puede guiar hacia otro rumbo el mundo de hoy.

 

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