Epílogos pre-elecciones

Siempre me ha dado curiosidad qué hacen los votantes en los últimos días, previo a las elecciones. Imagino que las respuestas son tantas como las diferencias que caracterizan nuestro país.

Algunos estarán más activos en comentarios en su sitio de Facebook, mientras otros estarán nerviosos sobre si los disturbios acabarán en quemazones y linchamientos en las urnas de su pueblo. Algunos estarán pendientes de noticias de último momento, otros estarán ya asqueados de tanta cancioncita y propaganda en los medios. Algunos comentarán con amigos y familiares en los últimos momentos para tomar su decisión, otros estarán esperando las instrucciones para la movilización del día D planeada por el cacique del lugar. Algunos irán al campo a trabajar con las preocupaciones de siempre. A otros ni siquiera les interesa pensar, porque la cosa no cambia nunca.

En mi caso, tengo mis propios ritos y costumbres pre-electorales. Entre ellos, mi favorito es irme a la cacería de los epílogos del proceso. En la semana previa a las elecciones, me gusta dar un recorrido por cuantas fuentes de información y conversación tengo a mi alcance y observar con especial atención sus recapitulaciones y conclusiones del proceso electoral. Lo que diferentes personajes, actores y personajes quieren dejar como palabras finales en nuestras mentes. Es ideal para armar mapas de poder, dibujar conexiones, confirmar inclinaciones. Veo las noticias y entrevistas de prensa y televisión locales, observando lo que cubren y, sobre todo, lo que omiten. Sigo algunos medios internacionales para “ver cómo nos ven”. Pero lo mejor es leer las columnas de opinión. No solo porque ahí salen trapitos al sol, pero sobre todo para ver quiénes los asolean y cómo los asolean.

Una forma de lectura de los epílogos electorales es el análisis temático de los contenidos. Por ejemplo, tomando solo un par de días de muestreo, el primer tema que sale a flote en la marejada de información es el éxito de la estrategia de publicación del libro Rendición de cuentas, del ex ministro Juan Alberto Fuentes Knight. Cobertura periodística, editoriales, entrevistas, blogs. Varios columnistas lo han recomendado como lectura indispensable para decidir el voto. Algunos han aseverado que el libro no dice nada que no se supiera. En todo caso, distribuido en la última recta de las elecciones, el libro ha puesto el foco en nombres de políticos que están en la contienda actual para refrescar o iluminar las memorias, como diversas escenas en las que se involucra a figuras como Manuel Baldizón y diputados al Congreso, que el autor caracteriza como uno de los principales núcleos de corrupción.

Otro tema de colofón electoral está personificado por el alcalde capitalino Álvaro Arzú, a quien diversas notas, columnas y contenidos en redes sociales han decidido dedicar las últimas palabras de este período electoral como para dejar en la mente de los ciudadanos un sabor tan amargo como sea posible para restarle votos al funcionario y candidato edil. El fin de semana circularon, incluso, una serie de videos en YouTube en los que artistas organizados hacen fuertes señalamientos de intolerancia y prepotencia de parte de la alcaldía. Sin duda, parte de la herencia de estas elecciones parece haber sido la activación de un efecto en cadena altamente negativo para el alcalde que por tantos años parecía estar intocable y cómodamente sentado en su trono de poder y quien apenas un par de meses atrás dijo no necesitar de debate alguno para afianzar votos.

Y un tercer tópico de fin de período electoral lo constituye un ubicuo llamado a “darse cuenta” que se lanza desde diferentes frentes y diferentes contenidos. Diversos medios y columnistas hacen un llamado a darse cuenta de quiénes son los candidatos con resúmenes de sus perfiles, publicación de wikileaks e información sobre técnicas que usarán para ganar votos. Especial énfasis se hace en dos aspectos. Primero, en pensar en las consecuencias negativas de que Baldizón llegue con tanta fuerza a una segunda vuelta y que le eleva sus posibilidades presidenciales para las siguientes elecciones; y segundo, en identificar a congresistas involucrados en corrupción y que han bloqueado procesos clave como la reforma fiscal, para castigarlos con el voto y tratar de buscar opciones que si bien no garantizan la diferencia, al menos no han sido señalados en el pasado.

 

En general, este proceso electoral deja también importantes legados y omisiones para la agenda política. Un aspecto importante fue la incorporación al debate, por vez primera, de un tema clave para el país: el manejo de recursos naturales. En casi todos los foros fue una pregunta obligada y los candidatos se comprometieron con números en cuanto a regalías y revisión de la ley tomando en cuenta la voluntad de las comunidades. Aunque los ofrecimientos tuvieron grandes baches, es un paso dado y punto de referencia para la auditoría política que se viene a partir de enero.

De las grandes omisiones, fue evidente la falta de discusión de alternativas importantes, como el caso del Frente Amplio, cuya propuesta representa voces que merecen ser escuchadas y que fue casi ignorada so pretexto de las pocas posibilidades electorales. Es clara la deficiencia del sistema electoral para permitir que haya propuestas que representen necesidades de sectores históricamente relegados y que por lo mismo son luego manipulados por propuestas populistas. Paradójicamente, las mayorías poblacionales han sido convertidas en minorías por los diferenciales de poder, con mínimas opciones para procesos electorales, políticas públicas y toma de decisiones.

Las debilidades contenidas en los epílogos señalados en estas elecciones deben convertirse en el índice de los capítulos que hemos dejado pendientes por décadas, de las tareas que debemos cumplir para la sostenibilidad de la gobernabilidad y democracia del país.

 

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