Los Campos Elíseos en París, la Quinta Avenida en Nueva York, Presidente Masaryk en el Distrito Federal, etc. tienen en común la elegancia y exclusividad de sus tiendas, pero también el hecho de que son lugares abiertos y públicos. Estos comercios no están concentrados en centros comerciales, sino que son parte de los espacios públicos. Ellos son parte de la identidad de sus ciudades y del barrio en el que están.
Revitalizar los centros de las ciudades y asesinar al centro comercial es una tendencia urbanística que ya está cosechando frutos en las grandes ciudades. Ahora las tiendas de diseñador comparten espacios con las tiendas accesibles al público general y eso hace evidente la recuperación y democratización de los espacios públicos.
En Estados Unidos, activistas como Jane Jacobs lucharon en contra de la expansión de las ciudades mediante la construcción de proyectos habitacionales en los suburbios y de grandes centros comerciales. Ella consideraba que el abandono del centro de las ciudades y de sus calles influía en los niveles de violencia y, finalmente, en la calidad de vida de las personas.
Poco a poco, ciudades como Portland, New York y Washington DC se van recuperando de la crisis provocada por el urbanismo excluyente de suburbios y centros comerciales. Pero no sólo hay una creciente recuperación de espacios públicos, sino que las tiendas también se están abriendo al público en una forma muy distinta a la tradicional.
Nike, una tienda de ropa y artículos deportivos, es un buen ejemplo de como un espacio tradicionalmente privado se transforma a un lugar público. Todos los lunes en la noche la tienda se convierte en un gran gimnasio abierto al público de forma gratuita. En la tienda de tres pisos, se reúnen más de 250 personas (en su mayoría estudiantes) por 50 minutos a realizar una rutina de ejercicios guiados por un entrenador y acompañados de un DJ. La clase no tiene costo alguno y no existe ninguna condición o restricción para participar más que no dejarse vencer por el cansancio. Es en definitiva una forma de mercadeo que construye ciudadanía.
Me parece que cada vez más los límites espaciales de lo privado y lo público se van redefiniendo. Y que esto nos hace ser mejores ciudadanos, más conscientes de los demás y de nuestro entorno. Ojalá que los guatemaltecos empecemos a comprender que la lucha contra la violencia no se hace únicamente a través de políticas de mano dura, retrógradas y evidentemente poco efectivas, sino de formas creativas, recuperando los tejidos sociales destruidos.