En pos del obispo Valdivieso

Este artículo está dedicado a quienes, desde un círculo literario y de amistad, están siguiendo el proceso de elaboración de mi novela histórica Las 12 cartas del obispo Valdivieso.

Así, a manera de camino didáctico, responderé (desde la experiencia) algunas preguntas que me han hecho algunos jóvenes que están incursionando en la literatura histórica.

La primera tiene dos costados. Preguntan quién era Antonio de Valdivieso y por qué investigar y escribir acerca de este obispo.

Mis respuestas:

Hay tres personajes que me llaman la atención en la primera hora de la Iglesia centroamericana (mediados del siglo XVI). Uno es Bartolomé de las Casas. De él ya escribí una novela histórica. El otro es Antonio de Valdivieso, el tercer obispo de Nicaragua, asesinado por los hijos del gobernador Rodrigo Contreras en 1550. Y el tercero es fray Domingo de Vico, el protomártir de la Verapaz, de quien espero, también, escribir su biografía novelada.

En cuanto a Valdivieso, este fue un obispo que, siguiendo las doctrinas de De las Casas, se enfrentó no solo al statu quo implantado por los encomenderos, sino también a otros obispos (entre ellos Francisco Marroquín), a quienes increpaba por su silencio ante las felonías que se cometían contra los pueblos originarios. En su carta número 9, dirigida al príncipe Felipe, resalta: «El obispo no es solo para tener mitra y renta, sino para usar jurisdicción, corregir vicios, fundar virtudes y remediar las opresiones que se hacen a sus ovejas. Y cuando no pueda hacer esto, está obligado a dejar su oficio para otro, para quien por ventura Dios lo tiene guardado» [1].

Y en la misma carta anuncia su asesinato cuatro años antes. Es decir, sabía que su postura de denuncia le provocaría el martirio.

Ante semejantes proclamas, ¿cómo no va a llamar la atención una persona de semejante estatura apostólica?

La segunda pregunta es si no hay ya muchas obras escritas acerca de Valdivieso.

Se enfrentó no solo al «statu quo» implantado por los encomenderos, sino también a otros obispos (entre ellos Francisco Marroquín), a quienes increpaba por su silencio ante las felonías que se cometían contra los pueblos originarios.

Las respuestas:

Las hay, pero no suficientes. Hay muchas maneras de interpretar la historia, las fuentes y aquellos documentos escritos por otros autores acerca de un tema, una persona o un grupo de personas. Y siempre se podrá encontrar un enfoque diferente.

En el caso del obispo Antonio de Valdivieso, llama la atención que, entre los prelados que se enfrentaron a los mandamases de la época (en favor de los más desposeídos), él era el único que no tenía un linaje nobiliario. El primer obispo de Nicaragua, Diego Álvarez Osorio, era descendiente de la casa de Astorga, Pedro de Zúñiga pertenecía al linaje de la casa Zúñiga, y Bartolomé de las Casas estaba emparentado con la rama sevillana de los Casaús franceses. Asimismo, don Pedro Casas, padre de este último, estaba vinculado genealógicamente con Isabel y María de Peñalosa, esposa e hija de Pedrarias Dávila, respectivamente. A la vez, las Peñalosa eran descendientes de Francisco, comendador de la Orden de Calatrava y conquistador de Granada, España.

Extrañamente, el único asesinado fue Antonio de Valdivieso.

Este enfoque no está escrito en ninguna de las obras consultadas, que suman ya más de 30. He ahí un rumbo diferente que puede generar nuevas hipótesis.

También vinculo las causas de su martirio con las razones por las cuales mataron a san Romero de América. Así, en la página 1 de la novela rezará: «La muerte de don Óscar Arnulfo Romero Galdámez, arzobispo de San Salvador, El Salvador, fue el final de una serie de sucesos trágicos que culminaron entre el 24 y el 30 de marzo del año 1980 en la capital de esa pequeña república centroamericana. El periplo empezó hace más de cuatro siglos en el espacio-tiempo de León Viejo, Nicaragua, en 1550».

En pocas horas emprenderé otro viaje en pos de Valdivieso, esta vez a ciudad Gracias, Honduras, donde fue consagrado obispo, donde aún está el edificio de la Real Audiencia de los Confines, donde se encuentran ciertos archivos que me faltan por documentar y desde donde el obispo escribió 7 de sus 12 cartas debidamente documentadas.

Hasta la próxima semana si Dios me lo permite.

 

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[1] Villalobos Brilla, Gustavo (2004). Monseñor Antonio de Valdivieso: rasgos para el episcopado latinoamericano. Nicaragua: Editorial Lascasiana. Pág. 3.

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