El Partido Verde Ecologista teñido de rojo

Coherencia significa observar los verdes maizales mexicanos y pensar cuán sabia es la madre tierra.

Coherencia es la conducta correcta que deberíamos mantener a lo largo de nuestras vidas, basada en los principios que nos han inculcado. Ya sean familiares, sociales o religiosos. Coherencia es gritar a los cuatro vientos que “los toros” no son tu fiesta nacional si te proclamas defensor de los animales. Si eres “Verde” no matarás.

Coherencia es la conducta correcta que deberíamos mantener a lo largo de nuestras vidas, basada en los principios que nos han inculcado. Ya sean familiares, sociales o religiosos. Coherencia es gritar a los cuatro vientos que “los toros” no son tu fiesta nacional si te proclamas defensor de los animales. Si eres “Verde” no matarás.

Escuchaba el otro día entre amigos periodistas que el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) contaba con un rejoneador entre sus filas. Investigamos un poco más y nos encontramos con un categórico desmentido. En él se afirmaba que ese “rumor” había salido de las fauces de una candidata despechada por no haber sido reelegida. Qué mejor que soltar que el partido había incorporado a un “matador de toros a caballo” para desprestigiar a una fuerza política defensora, aparentemente, de la vida de los animales. Vacas, peces, colibríes y lagartijas…

Esta anécdota nos hizo gracia. Qué menos. Fuera cierta o no la adhesión del rejoneador al PVEM, lo cierto es que los ideólogos del color verde, desde su primera formación a lo ancho y largo del planeta, siempre se han proclamado acérrimos defensores del medio ambiente. Los de México, además, de la pena de muerte. ¿Entienden ustedes algo? Nosotros tampoco.

Durante su campaña electoral de 2009, este partido promovió la pena capital para asesinos, violadores y secuestradores.

Inundaron entonces las ciudades con carteles publicitarios defendiendo el patíbulo en pro de la seguridad nacional. Mercadeo puro, duro y rudo.

Otros escándalos, esta vez menos flagrantes y nada publicitados, han rodeado en numerosas ocasiones a los verdes mexicanos. En 2003, por ejemplo, el Tribunal Superior Electoral de México decretó que los estatutos del partido violaban la Constitución. Un año más tarde, en un video, quedaba demostrado cómo miembros del PVEM ofrecían un jugoso soborno (US$2 millones) a terceros con fines especulativos y urbanísticos en Cancún. Ya saben, liberar el suelo para construir mega proyectos hoteleros con tigres disecados en sus lobbys.

La controversia político-ideológica siguió sumando cuando, en 2009, el candidato a la alcaldía de Guadalajara fue sancionado por el Instituto Electoral del país por criticar las preferencias sexuales de un político de la oposición declarado públicamente homosexual.

Por ende, el partido verde no ha promovido jamás la equidad de género y ha demostrado intereses empresariales con grandes grupos mediáticos.

En la esfera internacional, a pesar de su nombre, el PVEM no ha sido incluido jamás en las comunidades de partidos ecologistas de otros países, tampoco en organizaciones ambientalistas de ninguna índole.

Como dijo en su momento el portavoz de los verdes Europeos, “no se trata de opiniones políticas sino de principios básicos”. Una cuestión de coherencia, sin más. No puedes ser verde y vestirte de rojo.

* La pena de muerte quedó abolida de manera oficial en México en 2005, aunque no se aplicaba desde 1961.

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