¿El Mal Radical? (II)

Concluía la columna anterior refiriendo a la aportación que puede extraerse de las famosas conversaciones entre el diplomático e intelectual marroquí Mustafa Chérif y el titán de la academia francesa, J.J. Derrida.

El título original del libro en el cual Derrida reflexiona sobre las relaciones entre el Occidente y el Islam era L’Islam et l’occident y fue el recuento de un diálogo público entre ambos realizado en el Institut du Monde Arabe de París. Un dato poco conocido al respecto de este debate es el hecho que Derrida haya aceptado participar en él y presentarse a escena inmediatamente luego de haber sido diagnosticado con cáncer hepático. La enfermedad que consumiría su vida en tan sólo un año. Esto demuestra la importancia que Derrida imprimió a esta agenda.

De hecho, en su último año de vida, Derrida dedicó tiempo únicamente a dos agendas. Darle seguimiento a la investigación de un caso por abuso sexual en la Universidad de California (defendiendo a su colega Dragan Kujundzic), y el proyecto de las conversaciones con Chérif.

¿Por qué estos temas resultaron tan importantes para Derrida? Se podría argumentar en razón de su propia condición de judío sefardí y de las relaciones subjetivas que debió construir entre su procedencia oriental y el ´afrancesamiento´ de su familia. A diferencia del prototipo del judío sefardí, Derrida creció en un ambiente claramente secular de clase media y asimilado en su totalidad a la cultura francesa.

Pero me atrevo a suponer que no va por aquí la cosa. Repito, me atrevo a suponer.

La forma como Derrida aborda el problema está dirigido hacia la temática de las relaciones, y en particular las relaciones establecidas en base a violencia. La relación entre Occidente y el Islam no sería, en suma, una relación del tipo ´attentat sans violence´. Ahora es necesario explicar el concepto y el contexto de esta categoría.

La misma proviene del famosísimo debate radial sostenido en París por Foucault, Jean Danet y Guy Hocquenghem en Radio France Culture, en el programa Dialogues2 con el siguiente título: La loi de la pudeur.[fn]El listado de personalidades que firmó la petición al Parlamento Francés para modificar la edad de consentimiento incluía –entre otras– las firmas de las siguientes personalidades del ámbito intelectual francés: Alain Robbe-Grillet, André Glucksmann, Guy Hocquenghem, Jacques Derrida, Jean Danet, Jean-Paul Sartre, Louis Althusser, Michel Foucault y Simone de Beauvoir.[/fn] En esencia, los tres polémicos intelectuales abogaban por la eliminación de las leyes de consentimiento en Francia.

Por razones de supervivencia, no me extiendo en detalle sobre el anterior tema y su implicación más polémica: La defensa de una pedofilia no abusiva como propuesta subyacente al debate de Foucault, Danet y Hocquenghem. Rescato sí, la idea original en torno a los actos/relaciones del tipo ´attentat sans violence´ y hago notar lo que Derrida explicaría: El consentimiento es la variable interviniente que nos permite distinguir entre una violación o un acto cometido sin violencia. Por lo tanto, ¿Todo consentimiento establece una noción contractual?

Quizá en una posición menos polémica y para entender el punto con mayor claridad, debamos acudir a la defensa que Derrida hizo en favor de su colega Dragan Kujundzic en UCLA. Kujundzic, especialista de talla mundial en lingüista eslava, fue acusado de acoso sexual por una de sus TA´s.[fn]En la estructura universitaria estadounidense, el aspirante al grado doctoral realiza todo su trabajo académico bajo la tutela personalizada de un profesor. Esto incluye la definición de los seminarios a cursar, las líneas de investigación así como el trabajo de calificación que el aspirante a doctor realiza en favor de su tutor (en cursos de grado menor). La relación es jerárquica, piramidal y en ocasiones, puede conllevar a invadir la vida personal. [/fn] Derrida escribe en la carta de defensa lo siguiente: …when there has been neither any coercion or violence brought to bear on her, nor any attack (moreover very improbable!) on the presumed “innocence” of a 27- or 28-year-old woman, where does she find the grounds, how can she claim to have the right to initiate such a serious procedure and to put in motion such a weighty juridic-academic bureaucracy against a respectable and universally respected professor…´.

Lo que Derrida argumenta no es en sí que el acto sexual no haya sucedido. Sino que el mismo fue realizado sin violencia alguna, sin dominación de por medio, sin coacción del todo. Por lo tanto, no hay delito a perseguir.

¿Dónde está la violencia ejercida en la relación Occidente-Islam?

Derrida y Chérif notan que para empezar, la construcción de la identidad occidental ha ido por la línea de definir por fuerza lo que no es Occidente. Y si a eso se suma el resultado del espíritu iluminista, la sociedad secular y la muerte Dios, tenemos una situación en donde lo Occidental existe a partir de una negación. Como afirma Derrida: ‘Europe’ without connoting: Athens-Jerusalem-Rome-Byzantium”… Indeed, “the responsibility towards memory calls for a historical self-understanding based on difference and heterogeneity. Europe has always been a continent of extreme plurality and it is futile to ever attempt to separate Europe from its supposedly ‘wholly non-European’ neighbors.

Las relaciones Occidente-Islam no han sido necesariamente sin violencia alguna. Basta con citar la historia de la milicia en Francia para darse cuenta que desde 1853 los franceses pudieron desentenderse del servicio militar obligatorio gracias a la existencia de una Legión compuesta por ´extranjeros´. En realidad, por extranjeros debemos decir no franceses, ´no occidentales´, ciudadanos naturales de todo el Françafrique que eran consignados por la fuerza a defender los territorios de ultramar de la Mére Patrie. Extracción de recursos, extracción de capital humano, y posteriormente, la imposición de los giros culturales/intelectuales en ´aras del progreso´.

Tal y como se preguntan Derrida y Chérif, ¿Hay algún grado de respeto en esta relación Occidente-Islam? Chérif argumenta lo siguiente: ´La secularización de la política y de las esferas públicas nos ha dicho Derrida, es la condición fundamental, el necesario paso a la libertad, la democracia y el progreso. Pero como islamólogo, puedo argumentar que dicho paso –el principio de la laicidad– no es automático ni inmediato para el Islam. ´ (La traducción es realización personal mía del texto en francés. Me disculpo si no es fiel al sentido original).

Pues este principio de la laicidad occidental europea se ha querido imponer. Así las cosas, Occidente ha generado entonces una oposición entre un ´mundo islámico secular (los buenos) vrs mundo islámico radical´ al intentar definir su propia relación con el Islam.

¿Es esta una relación de respeto?

Otras preguntas más complejas. ¿Cómo entender lo situación post 9/11, la ´Primavera Árabe y el fenómeno del Estado Islámico? De esto, en la siguiente entrega.

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