El fracaso de Guatemala se profundiza

Ahora que de facto el proceso electoral inició, a ver si las y los ciudadanos le ponemos la atención debida a nuestro desastre político. Nos estamos hundiendo como sociedad y Guatemala no aguantará mucho más.

En Guatemala avanzamos a consolidarnos como narco-Estado, imperan los corruptos, enriqueciéndose en una bacanal creciente de impunidad e injusticia.

La propaganda demagoga del gobierno y su narrativa grandilocuente y triunfalista, proclamando a los cuatro vientos «éxitos» e «hitos históricos», contrasta la realidad cotidiana de cada guatemalteco. La dificultad diaria de ganarse la vida, la falta de oportunidades, el recelo de reojo de los nuevos ricos que se forran de la iniquidad de la mayoría y la amargura de convencerse de que la única forma de salir adelante es largarse del país. Huir de una Guatemala que se quiere, enfrentando peligros horrendos e incluso mortales, para quizá tener la esperanza de mejorar la calidad de vida.

En Guatemala avanzamos a consolidarnos como narco-Estado, imperan los corruptos, enriqueciéndose en una bacanal creciente de impunidad e injusticia.

Y es que los indicadores de esta podredumbre no son eventuales o esporádicos, sino muy frecuentes. Casi cotidianos. El negocio entre Ferrovías y la empresa mexicana Remed S.A., plagado de opacidad y dudas, y sobre el cual ya empiezan a salir a luz anomalías preocupantes; la payasada de la entrega a un juez de Mixco protagonizada por José Luis Benito, exministro de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda de Jimmy Morales y principal perpetrador de la estafa del libramiento de Chimaltenango, con todo arreglado para que permanezca impune, justo días después de una ola de ataques en contra de la jueza Erika Aifán, con el claro objetivo de que no sea ella quien conozca el caso y, de paso, eliminarla para beneficio de muchos otros a quienes les urge impunidad.

O la vergüenza internacional del berrinche reciente del gobierno de Giammattei a través del ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Brolo, por una invitación girada por el Grupo de Donantes G13 a la comisión de postulación responsable de proponer candidatos para Fiscal General y Jefe del Ministerio Público, alegando violación al artículo 41 de la Convención de Viena, porque supuestamente al solicitar esa reunión para consultar si se le puede apoyar en algo, el G13 se inmiscuyó en asuntos internos de Guatemala. El canciller Pedro Brolo y el presidente Giammattei hacen el ridículo, porque parece que emitieron ese comunicado de protesta olvidando que sólo unos días antes, hizo escándalo otro, también de la cancillería guatemalteca, «justificando» lo injustificable, este sí un caso de injerencia extranjera, confirmando que la República de China en Taiwán contrató por US$ 900,000 a la empresa lobista estadounidense pro Trump, Ballard Partners, para lavar la cara al gobierno de Giammattei en Washington DC.

Vaya doble rasero el del gobierno de Giammattei. Por lado, un berrinche diplomático por una invitación que la comisión de postulación, que se supone es independiente podía bien rechazar, en la que una de las expectativas era un diálogo en el ámbito de la confianza, explorar formas de apoyar su trabajo, a la cual le competía a la comisión, no a la cancillería, decidir si deseaba o no dialogar con ellos sobre formas de apoyo. Por otro, los US$ 900,000 ya pagados y la injerencia perpetrada y operando en Washington DC.

Con esta situación, espero que quienes esperaban que el gobierno estadounidense de Biden interviniera y nos resolviera el problema de un gobierno corrupto, mafioso, narco y mentiroso, ya estén convencidos de que eso, simple y llanamente, no ocurrirá. Seguramente les preocupa más el desastre con el que está arrancando el nuevo gobierno en Honduras, o la impunidad con la que Nayib Bukele continúa haciendo sus fechorías en El Salvador.

Ahora que de facto el proceso electoral inició, a ver si las y los ciudadanos le ponemos la atención debida a nuestro desastre político. Como sociedad, nos estamos hundiendo, y Guatemala no aguantará mucho más.

Autor