Cuando se habla de democracia, usualmente la preocupación es evitar la tiranía de la mayoría. Por eso, suele hablarse de Constituciones y de Derechos Individuales. Sin embargo, el caso contrario también es importante de analizar. ¿Qué pasa cuando es la minoría quien quiere imponer sus deseos frente a la mayoría? ¿Qué pasa cuando un pequeño grupo (léase: empresarios, estudiantes, campesinos, religiosos, sindicalistas, profesionales, etc.) quiere ejercer “su derecho” de veto y evitar mejoras en las condiciones de la mayoría de la población?
Cualquier grupo puede tener la pretensión de tener la suficiente fuerza como para ejercer “su derecho” de veto. Sin embargo, esa “pretensión de derecho” debería toparse con dos fuerzas importantes en contra. Primero, los procedimientos que establece la Ley, la cual debiera garantizar igualdad en el trato a cualquier grupo. Segundo, la opinión generalizada de la población, quien ve como válido o no el veto. En ese sentido, es necesario preguntarse si la población considera que es válido otorgar ese poder de veto a minorías.
Para muchos, las minorías tienen un legítimo derecho de veto para el Gobierno. Por un lado, se habla de democracia como si la misma significara consenso. Se piensa que el Gobierno tiene que consensuar con empresarios, estudiantes, campesinos, religiosos, sindicalistas, profesionales, etc., para que pueda ejercer su autoridad. Por otro, se habla de democracia como si la misma significara ausencia de autoridad, pues todos comparten el poder. En ese sentido, se piensa que el Gobierno no tiene autoridad alguna pues depende del deseo de las minorías el querer acatar el mandato de Gobierno.
Sin embargo, si queremos tener una sociedad funcional, una sociedad de 14 millones de guatemaltecos, conviene reconocer que una democracia para una sociedad de millones de personas no requiere consenso, pero sí requiere autoridad. Claro, una autoridad limitada por la misma Ley.
¿Tiene el Gobierno el mandato legal para limitar las acciones de los normalistas? Sí.
¿Tiene el Gobierno el apoyo de la población para ejercer su mandato?
Para muchos, no. Empresarios, campesinos, religiosos, sindicalistas, profesionales, etc., prefieren que los estudiantes puedan tener derecho de veto, porque eso les permite mantener su propio derecho a vetar aquello que les afecta.
En lugar de una democracia, lo que tenemos un sistema político de vetos de minorías. Un mal equilibrio político para lograr desarrollo en el país.