Resulta que ahora los malos son los buenos y viceversa. ¿A quién creerle entonces? Y lo peor es que tal decepción resultó ser lo que todos sospechaban. Me refiero al infantil juego de policías y ladrones, en el cual era común cambiar de bando al atrapar a unos o liberar a los otros.
Seguro tal “jueguito” sigue siendo tan interesante, que un productor estadounidense dirigió la película The Departed (Los Infiltrados), en la cual le piden a un joven policía que se infiltre en la mafia para acabar con ella, desconociendo que la mafia ya tiene un “topo” como investigador élite en la policía. ¿Enredado? De cualquier forma bueno es agradecer al director neoyorquino Martin Scorsese, por llevar con tal claridad la confusión de los buenos que son malos y viceversa a la pantalla grande. ¿Sucede en la vida real?
Y si de producciones cinematográficas se trata, saltando en la industria del entretenimiento, obligadamente tenemos que reconocer que Skyfall es un buen ejemplo. James Bond persigue a Raoul Silva responsable de un ataque a la base del MI6, como venganza a M por haberlo traicionado. ¿Quién es el malo? ¿El que traiciona o el que ha sufrido la traición? Entonces no estoy seguro de si M y Bond son los buenos, pues puede que sean los malos, como tampoco estoy de si Raoul Silva sea el malo, pues puede que sea el bueno. Dicho sea de paso los maquillistas cambiaron el color del pelo de Javier Barden (Raoul Silva) para asemejarlo a Julian Assange, fundador de WikiLeaks.
Si sucede en las películas, puede suceder en la vida real. Veamos el ejemplo de un paisano de Scorsese que cambió de bando, argumentando en un comunicado del 12 de julio que “lo inmoral no puede hacerse moral a través de la utilización de la ley secreta”. “Por lo tanto, hice lo que creí correcto y comencé una campaña para corregir esta mala conducta”. Agradezcamos entonces al joven nacido en Carolina del Norte, Edward Snowden, por mostrar al mundo entero la doble moral de su gobierno y sumarse a aquéllos que creen en una justicia que supera amenazas, sanciones y “vigilancias”.
Y por si fuera poco, otro “gringo” compatriota de Scorsese y Snowden de nombre Brakley Manning, originario del estado de Oklahoma, guarda prisión desde el 2010 por filtrar un video del ejército de su país en el cual se ve cómo desde un helicóptero matan a un grupo de civiles en Irak, identificando entre los brutalmente despedazados a dos periodistas de la agencia Reuters.
Parece que el juego ya no es de policías y ladrones sino de espías y Mafaldas, pues ahora se cuestiona la estampa democrática que nos han vendido nuestros amigos del Norte, confirmando que la apariencia engaña pues parece que los “buenos de la película” son otros.
Así que desde ahora tendrán que acostumbrarse a que sepamos más de sus hipocresías y “archivos clasificados”, pues con seguridad más ciudadanos “gringos” seguirán siendo faros de luz en medio de tanto secretismo y mentira. Siendo optimistas, puede ser que tales “filtraciones” en vez de ser consideradas amenazas a la seguridad nacional, sean vistas como una oportunidad de congraciarse con el mundo que ahora les exige honestidad. Ésa puede ser la ruta a seguir.
En fin. Mientras esperamos algún signo de respeto y reconocimiento de tales errores en la vida real, sigamos con la ficción: Inteligencia envió a James Bond información clasificada que se autodestruyó en 5 segundos. La orden era buscar al traidor y enemigo altamente peligroso Snowden en el avión de Evo Morales. ¡EPIC FAIL!