Colonialismo político (4)

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Sociedad y pueblos sometidos y somatados, esa es la herencia colonial generadora de pobreza, desigualdad, discriminación y, sobre todo, alienación generalizada; conservadurismo, doble moral y discriminación que permiten que el sistema, controlado por las élites, se mantenga al cobijo de la legalidad construida por ellos y para ellos.

El caso chileno es buen ejemplo. Sociedad mayoritariamente educada, con vocación política en la juventud, que ha mantenido luchas históricas por la dignificación de la sociedad, por la educación pública; con líderes, hombres y mujeres, connotados en la academia; con una ideología socialista profunda; con un pueblo Mapuche, altamente organizado y de luchas ancestrales e históricas; sin embargo, desde la legalidad política, ha dicho no a los cambios constitucionales.

Un 80 % votó en 2020 a favor de una nueva constitución, para hacer de Chile un país verdaderamente democrático. La propuesta convertía al país en un estado plurinacional y consagraba 100 derechos. Sin embargo, el discurso justificador se quedó sepultado con un 62 % de rechazo en las urnas.  La doble moral, el racismo, las mentiras en los medios, el temor y el poder de la oligarquía triunfaron.

Atrevido y aventurado es plantear explicaciones sin un análisis profundo y metódico para entender lo sucedido. Porque a pesar de haber sufrido la represión militar durante muchos años y ver privatizados la mayor parte de servicios públicos, la hegemonía del poder colonial se mantiene con el apoyo popular. ¿Qué nos pasa?, diría un cómico.

Para nuestro país es útil un análisis comparativo. En primer lugar, la izquierda tradicional acá no es garantía de peso y convencimiento político; se tiene que transformar y adecuar a la emergencia de las reivindicaciones de los pueblos. Su arraigo en el imaginario político de la población es débil. El aumento de la distancia entre política y sociedad es otro factor determinante. Esa distancia ha aumentado no solo por discriminación sino también, por frustración. La juventud entretenida en el espectáculo y lo banal.  Eso significa un retroceso de la democracia.

Además, la incomprensión e indefinición de la plurinacionalidad que, en el caso chileno, junto con el derecho indígena, causó mayor rechazo y no fue asumido por los votantes. En Guatemala, se debe demostrar y convencer que no es un planteamiento solo para pueblos indígenas sino para toda la sociedad, caso contrario en cualquier instancia de votaciones fracasará por temores infundados.

La doble moral, el racismo, las mentiras en los medios, el temor y el poder de la oligarquía triunfaron

Acá es más fuerte el monopolio del ejercicio político de los sectores de poder tradicional, cuya máxima expresión es el pacto de corruptos y sus resultados tangibles en el asalto a todas las instancias garantes de la democracia. Hay crisis socio política; el sistema de Partidos políticos está colapsado y la ciudadanía indefensa ante la pobreza, enfermedad, ignorancia y racismo. Y, del lado de la población, la pasividad, desinterés y desconocimiento de las causas de la crisis democrática, son el mayor determinante u obstáculo para plantear un cambio constitucional y de Estado.

Hemos sido nosotros como sociedad los que hemos permitido la manipulación de la democracia y ponemos en bandeja de plata el ejercicio del poder en manos de los siempre colonizadores y su servidumbre política.

Hay que cuestionar lo que muchos consideran avances democráticos (yo los defino como acciones indigenistas para control). Tenemos más de 20 ventanillas indígenas para defender y atender a los pueblos, pero brillan por su ausencia en los casos judiciales de criminalización de líderes que defienden la vida y el territorio. Innumerables foros sobre diversos aspectos o propuestas de ley para los derechos colectivos, centenares de ONG´s que supuestamente impactan en la vida de las comunidades, decenas de académicos desvinculados de las bases, haciéndose notar solo en los comunicados, manifiestos por las redes y/o en sus escaparates de prestigio discursivo y académico. Hay un ostentoso Relator de Naciones Unidas para los pueblos indígenas, del cual sabemos y vemos poco.

Obligados estamos a una auto crítica sana para corregir rumbos, plantear rutas de empoderamiento y acción política

Obligados estamos a una auto crítica sana para corregir rumbos, plantear rutas de empoderamiento y acción política que puedan aprovechar las fisuras del estado colonial para socavar las bases fundamentales del sistema monocultural de partidos políticos que, si no cambia y se adecua a la diversidad de clases y pueblos, igual que en el caso chileno, fracasaremos en la refundación del Estado.

Es urgente y necesario, implementar cambios constitucionales y de leyes ordinarias para garantizar la participación plural de la sociedad, para ello es necesario formular principios, organización política y ejercitar prácticas plurales opuestas o diferentes a la tradicional y fracasada política representativa.

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