Canal de fantasía

Dice una nota de la AFP que el gobierno de Nicaragua ha otorgado la semana pasada a un empresario chino, dueño de una firma creada hace diez meses, la concesión para la construcción de un canal interoceánico que pretende competir con el de Panamá.

El contrato otorga derechos exclusivos para decidir el diseño, desarrollo, financiación, construcción y operación del Canal, se estima que el proyecto tendrá un costo de cuarenta mil millones de dólares de los Estados Unidos de América; constará de un canal húmedo, puertos, un aeropuerto, un oleoducto, una línea férrea para un canal seco y por supuesto no puede faltar una zona de libre comercio.

Otra nota en este caso de DPA, informa que representantes de organismos civiles y de partidos políticos de Nicaragua anunciaron la conformación de un bloque contra la concesión preferencial a China de la construcción del canal interoceánico y anunciaron futuras acciones jurídicas y políticas. Acá debe haber una inexactitud en el texto de la nota o falta de precisión pues por lo que se lee y entiende en los distintos medios, el trato no es con China; sino con una empresa china con sede en Hong Kong y constituida en Gran Caimán (HK Nicaragua Canal Development Investment Co.).

Es de suponer que las dificultades técnicas y los costos económicos de esta mega obra han sido resueltos cuando menos en el papel, porque si no es lo suficientemente convincente el discurso del empresario chino, ¿de donde va a sacar a los delirantes inversionistas que aporten los cuarenta mil millones de dólares? No hablemos de los costos ambientales porque es obvio que esa no es una variable que se considere seriamente en este tipo de proyectos.

Al respecto dice el escritor nicaragüense Sergio Ramírez en su artículo “Un cuento chino” y citando al Asesor Presidencial  para asuntos ecológicos y protección del ambiente en Nicaragua: “…todas las rutas propuestas para el Gran Canal que conectará al mar Caribe con el océano Pacifico, y por el que circularían los grandes buques post – Panamax, pasan a través del Gran Lago de Nicaragua, cuya superficie se acerca a los diez mil metros cuadrados. Pero contra lo que los profanos pensamos, el lago es sumamente superficial, y su escasa profundidad no es apta para esos mega barcos que cargan hasta quince mil  contenedores y tienen un calado mínimo de veinte metros. Esto significaría que dentro del lago mismo debe abrirse un canal de al menos cuarenta y cinco  metros de hondo, en un trayecto de al menos noventa kilómetros. Un canal del canal.”

Parece ser que los estudios económicos, demográficos, sísmicos, oceánicos, etcétera, los que se le ocurran no han sido realizados al menos con un mínimo de seriedad, Panamá sigue en la adecuación de su ya funcional Canal y de esta manera podemos adelantar que menos mal este Proyecto de bombo y platillo no se llevará a cabo a pesar de ya tener conformada su “Autoridad del Canal”, por cierto; tampoco el Señor Wang Jing será un nuevo J. P. Morgan.

 

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