Para los guatemaltecos/as conscientes del significado histórico y sociopolítico de lo que ocurrió este día, es un motivo de desesperanza. Por eso quiero mandarle un mensaje de aliento a los que en Guatemala aman al hombre y le tienen fe.
El Comandante Pablo Monsanto decía el domingo en su cuenta de facebook, ya conocidos los hechos: “Yo ya no tengo alternativa más que seguir luchando incansablemente hasta el último aliento (…) y tampoco tenemos necesidad de golpearnos el pecho haciendo actos de fe…”. Pero yo sí necesito sentirme con fe, hoy más que nunca. No podría seguir construyendo Patria ante el contexto difícil que viene.
Como propuse en mi artículo anterior, son los campesinos y los trabajadores guatemaltecos, junto con la pequeña burguesía avanzada, quienes debemos liderar el cambio social. Pues bien. Durante los próximos cuatro años, los campesinos deben emplear la ley a favor de sus intereses de clase. Sus líderes deben conocer todos los instrumentos de desarrollo para el poder local, como la Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, porque los militares y empresaurios que forman la base política y social del gobierno electo, es decir, los nuevos jefes de los alcaldes de sus municipios y de los gobernadores de sus departamentos; emplearán justo la trampa desarrollista de siempre (una estrategia histórica de asimilación cultural y dependencia) para excluirles del desarrollo real e impulsar los intereses de su clase.
La ley contempla en sus principios el respeto y la armonía cultural para los Pueblos Nacionales y la participación efectiva del hombre y la mujer. El Derecho Internacional suscrito por el Estado, la de los niños/as y adolescentes. El sistema se compone entre otros, de dos representantes de organizaciones campesinas y dos de organizaciones de mujeres. Uno de los sindicatos de trabajadores y otro de todas las universidades. Ellos y ellas son la vanguardia, quienes deberán impulsar los intereses de los más excluidos, junto con los Consejos Comunitarios, Municipales y Departamentales, ante funcionarios del gobierno y los intereses fácticos que representarán.
La Ley de Educación Nacional define a los actores educativos. Entre estos, los educandos, los padres de familia, directores y docentes. La Ley del Sistema Nacional de Seguridad Alimentaria prohíbe la discriminación en el acceso a los alimentos para los guatemaltecos/as y en los medios para adquirirlos. Define un principio de solidaridad alimentaria como obligación del Estado y Equidad. La vanguardia deberá velar porque se cumpla.
El servicio civil no será distinto. Ante la ausencia de una reforma de la Ley de Servicio Civil, los mandos medios tienen un gran poder dentro de las organizaciones del Estado; y su clientelismo y funcionamiento “hacia adentro” y no hacia la comunidad, impide la transparencia y efectividad de la gestión pública. La vanguardia deberá presionar a Pérez para generar instancias locales de la Oficina Nacional del Servicio Civil, para que la gestión sea efectiva a sus intereses y no se distraiga en juegos internos de poder dentro de los organismos públicos. Propondrá directores y sub-directores.
Y la vanguardia establecerá forzosamente alianzas estratégicas con el gobierno. Pero estas alianzas deben ser con principios, y deberán velar porque en todos los espacios de incidencia de la sociedad civil (seguridad alimentaria, educación, desarrollo rural), los demás gestores, nacionales y extranjeros lo hagan también. Que haya consensos. Ahí está compañeros y compañeras progresistas. Por supuesto, denunciar los abusos y enseñar a los jóvenes la historia. Defender al débil del traidor. Hay mucho qué hacer. No debemos permitirnos desánimo.