Últimamente he estado de trabajo de campo en el área de la ciudad de Quetzaltenango, K’ulaja’-Xelajuj o, como es conocida de manera coloquial, Xela.
Estoy investigando las formas de organización social en el tiempo largo, pero también las formas de intercambio y de producción y cómo estas están relacionadas con las diferencias culturales, que allá son bastante explícitas. Acá comparto algunas reflexiones y notas dispersas, tanto históricas como antropológicas, de mis observaciones en la gran capital del altiplano occidental.
Como es conocido, en Quetzaltenango hay una especie de empate en porcentajes entre las personas que se adscriben como ladino-mestizas y las que se adscriben como indígenas. De este último grupo, una amplia mayoría son k’iche’, aunque algunos habitantes mam también viven allí. Este patrón poblacional proviene de mediados y finales del siglo XVIII, cuando una amplia población de criollos, españoles y castas (de donde provienen los ladinos) comenzó a poblar cada vez más lo que hasta entonces había sido un pueblo de indios k’iche’.
A la vez, ambos grupos étnicos tienen sus respectivas élites. Mientras en algún momento la antropóloga k’iche’ Irma Alicia Velásquez Nimatuj se refiere a este grupo como «élite» o «clase media» indígena (Mesoamérica 47, 2005), el historiador estadounidense Greg Grandin (2000) siempre lo considera una élite como tal. Incluso, sin referirse a este específicamente, el también antropólogo James Scott habla de la importancia para una sociedad democrática e igualitaria de la existencia de una «pequeña burguesía» dentro de cualquier sociedad (Velásquez Nimatuj también la llama así en su tesis de maestría). Y los k’iche’ quetzaltecos parecen encajar tanto en una pequeña burguesía como en una élite, la más fuerte de todas las existentes en el área maya. El origen de su riqueza proviene del comercio, las manufacturas y el control de ciertos productos clave tanto en la época colonial como en la republicana (trigo, mantas y algodón, cacao, maderas y ganado lanar, entre otros), pero también de una estrategia comercial y de producción expansiva a lo largo de los siglos.
Fue en Quetzaltenango donde surgió la idea liberal, decimonónica y moderna de lo que hoy es Guatemala, incluidos […] emblemas como el quetzal y los volcanes como parte del «orgullo nacional».
Volviendo al tema de las élites tanto k’iche’ como ladina de Quetzaltenango, esta es quizá la ciudad guatemalteca donde tal competencia entre grupos de poder se manifiesta de la forma más explícita. Cada uno cuenta con edificios de considerable lujo, centros de recreación y monumentos. Asimismo —como bien notó Grandin—, en el mismo cementerio municipal es explícita la diferencia no tanto entre ladinos y k’iche’ como entre clases alta, media y baja de ambos grupos. Incluso, un reciente edificio y centro comercial —al parecer, el edificio más alto de la ciudad— es propiedad de gente k’iche’. Y, según me comentaron algunos informantes, parece que otro consorcio de ladinos quetzaltecos está planeando o tiene en construcción ya un complejo similar pero de mayor tamaño y riqueza. Quedará en el lector verificar tal extremo, que hasta el momento yo no he podido hacer.
Es interesante —siguiendo tanto el argumento de Grandin como el de Arturo Taracena— que sea precisamente en Quetzaltenango donde hayan surgido las dos visiones particulares sobre el Estado y la nación guatemaltecos. A pesar de que los criollos de Santiago de Guatemala fueron históricamente conformando un ideario de nación independiente de España, en realidad fue en Quetzaltenango donde surgió la idea liberal, decimonónica y moderna de lo que hoy es Guatemala, incluidos —como bien hace notar Taracena— emblemas como el quetzal y los volcanes como parte del orgullo nacional. Simultáneamente surgía una visión alternativa de Estado desde los k’iche’ que iba paralela a la de los criollos y ladinos, pero que cristalizó en 1894 con un manifiesto sobre una democracia en la cual se respetara y construyera la institucionalidad desde cada una de las culturas y grupos étnicos del país, a la vez que se fundaba la prestigiosa y conocida Sociedad Indígena El Adelanto, centro del pensamiento y la política de los k’iche’ quetzaltecos. Esto ya lo he comentado en algunos trabajos previos publicados acá en Plaza Pública.
Estos dos nacionalismos tienen una explicación en la conformación étnica, histórica, económica y política de Quetzaltenango a lo largo del tiempo y también se manifiestan en monumentos y expresiones materiales particulares. De esto hablaré en la siguiente columna.