Ahora debemos pasar de la protesta a la propuesta

La voluntad ciudadana quedó clara: exigió la renuncia de Baldetti y condenó la corrupción. Ahora debemos trabajar muy duro para recuperar lo que es nuestro.

Pocos serán los insensatos que pongan en duda que Baldetti es ya un cadáver político, repudiada por sus electores, por corrupta y abusiva. El presidente no está muy lejos, el PP se acerca a su destrucción total y el gobierno naranja agoniza por su voracidad desmedida. Quienes manifestamos el sábado pasado dejamos retumbar una voz unísona de condena a la corrupción y al abuso, voz potente que provino de sectores diversos y numerosos, cargada de indignación.

Un ejercicio ciudadano de protesta pleno de legitimidad, cuyos resultados están por verse. La renuncia de Baldetti es posible pero no esencial para la importancia y el significado de la acción ciudadana del sábado: la indignación guatemalteca por la corrupción ya le dio la vuelta al mundo. Aunque no renuncie, ya es incapaz de presentarse en audiencias públicas y lucirá para el resto de su vida la marca de la corrupción. Ella y sus allegados, algunos prófugos de la justicia.

Pero el sábado, al ver los miles de rostros jóvenes encendidos por la indignación, sedientos de encontrar alguna esperanza para su país y para ellas y ellos, sentí la responsabilidad profunda de, además y luego de la protesta, pasar a la propuesta. Debemos trabajar muy duro, tanto en el ámbito técnico como en el político, en propuestas que logren que las ciudadanas y los ciudadanos recuperemos lo que es nuestro, recuperar que el Estado y sus instituciones trabajen y funcionen para que todas y todos en Guatemala vivamos mejor. Es nuestro derecho fundamental.

El Icefi ha empezado con lo propio lanzando ya propuestas de acciones urgentes para empezar a recuperar la SAT, ciertamente el detonante de la crisis actual. Pronto presentará, además, propuestas a mediano y largo plazo para que Guatemala tenga una administración tributaria honesta, transparente y eficaz. La comunidad internacional tiene acá un rol de acompañamiento importante, pero que debe ir más allá de préstamos para financiar el costo de la recuperación de la administración tributaria. La comunidad internacional debe acompañar el esfuerzo nacional de forma integral, con capacitación y donaciones (más que préstamos), facilitando el conocimiento de experiencias exitosas en otros países, etc.

Además de centros de pensamiento y la comunidad internacional, la sociedad civil organizada debe lograr articularse para ser parte de la discusión de soluciones y jugar su rol central para promover la participación ciudadana activa. Y, por supuesto, el sector privado empresarial está más que obligado a contribuir, primero, cumpliendo su ofrecimiento de apoyar y facilitar la persecución penal de los empresarios que hayan sido los clientes aduaneros de La línea; y segundo, formulando propuestas, desde la muy importante perspectiva empresarial, de cómo pagar impuestos minimizando las distorsiones económicas, facilitando el comercio internacional y logrando trascender la visión miope y anacrónica de la oposición simple a tributar.

Y por último, pero quizá de manera más desafiante, que en el esfuerzo de recuperación participen los partidos políticos y los candidatos que compiten en la contienda electoral. Que se comprometan a respetar acuerdos y programas de recuperación de la administración tributaria y del resto de instituciones del Estado capturadas por la corrupción.

Todo esto suena a una lista ingenua de fantasías que cualquier pesimista sepultaría fácilmente. Sí, pero me parece un punto de partida justo para responderles a los miles de jóvenes, de ciudadanos, que el sábado demandaron justicia y tienen sed de esperanza para Guatemala.

Debemos trabajar, y muy duro, en propuestas para salir de la podredumbre actual. Estamos obligados a encontrar formas de tener esperanza realista en un futuro mejor.

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