Para cuando se publique esta columna, se habrán cumplido un par de días desde que murió Rita Lee a quien se puede considerar como Brazil´s Undisputed Queen of Rock, que es el título que The Guardian le da a su crónica, con total justicia.
Aquí hay una historia del rock en portugués que voy a tratar de contar. Una historia que empieza en Sao Paulo en los años 60, que se adereza con psicodelia, alucinógenos y un movimiento, el de la Tropicalía, que contaba en sus filas con ilustres músicos como Caetano Veloso, Tom Zé y Gilberto Gil, que fusionaron la música tradicional brasileña con guitarras eléctricas. Otra fusión seguramente tan importante como la del blues y el rock, en la ciudad de habla portuguesa más grande del mundo.
Rita Lee fue parte muy importante de este movimiento, que ayudó a que su estilo evolucionará, de lo que ella describía como una intérprete de «música gringa», al ícono que convirtió Ovelha Negra (1975), en uno de los himnos de esa generación.
Y entonces vinieron Os Mutantes, la banda que Rita Lee conformaba con Sérgio Dias, Arnaldo Baptista y Ronaldo Leme, y que entre 1968 y 1972, año en que Rita Lee dejó la banda, le dio substancia al rock en Brasil, que por entonces ya vivía bajo una dictadura militar. Os Mutantes fueron poco conocidos fuera de las fronteras brasileñas, pero su influencia fue resaltada por individuos como Kurt Cobain, que, durante la gira de Nirvana en 1993, los alabó por su sonido revolucionario y el hacer música bajo un régimen dictatorial.
Ese mismo régimen dictatorial que en 1976 decidió dar un «ejemplo» a la juventud, encarcelando y condenando a Rita Lee por posesión y consumo de marihuana. Como lo recuerda Yumber Vera en su columna en Página 12, ella recibió un arresto domiciliario y tuvo que pedir durante ese tiempo permisos especiales para poder participar en conciertos. Su actitud no se vería doblegada por este episodio: en 2012, durante su concierto de despedida, Rita Lee terminó en la cárcel, luego de acusar a los policías que custodiaban el evento de atacar a sus seguidores.
Muchas cosas pasaron entre entonces y ahora, que hicieron de Rita Lee reconocible por sus anteojos de color rojo y ser el ícono feminista y activista de muchas causas
Muchas cosas pasaron entre entonces y ahora, que hicieron de Rita Lee reconocible por sus anteojos de color rojo y ser el ícono feminista y activista de muchas causas, siempre caracterizada por su estilo extremadamente franco, y su repulsión a la clase política y sus modos. Y durante estos años, Rita Lee siguió cantando y produciendo sobre temas como Amor e Sexo (2003) que es sin duda una de sus canciones más recordadas.
La reina de la irreverencia, con casi 60 años de carrera a sus espaldas, venía batallando con un cáncer de pulmón durante algunos años, y había decidido nombrar a su tumor con el sobrenombre de Jair, en referencia a Bolsonaro, lo que no dejó indiferentes a los seguidores del expresidente brasileño.
En 2006 se publicó una autobiografía de Rita Lee, en la que escribió que deseaba que su epitafio dijera que no fue un buen ejemplo, pero sí una buena persona. Seguramente su última voluntad se cumplirá sin dudarlo.