Rescatemos el espíritu de la Revolución

Hoy como nunca, Guatemala nos necesita. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Nuestras leyes son ricas y enriquecedoras. Proveen muchos escenarios desde dónde actuar apegados a la legalidad, la justicia y la moral. El Estado está cooptado y no debemos quedarnos en suspiros y lamentos.

No es aceptable que los diputadillos hayan querido hacer de la elección de Magistrados y Magistradas una feria de agosto; no es posible que Godofredo Rivera, el tal Gudy, califique de espurias las acciones de una valiente mujer quien, con el grado académico de Doctora en mano, y sus títulos de Abogada y Notaria, les dijo (a la vicemandataria y su achichincle): «Aquí está tu son Chabela» y los denunció ante la CICIG. Según ese alto organismo: «La solicitud de antejuicio se presentó, ya que se considera que existen indicios suficientes que dan el grado de probabilidad sobre la existencia de posibles delitos: tráfico de influencias y/o cohecho activo».

Tampoco es permisible que el gobierno siga comprometiendo con tanto y dudoso préstamo a nuestras futuras generaciones. ¿Alguien sabe con exactitud cuál es el monto de nuestra deuda externa?, y, ¿a dónde ha ido a parar ese dinero?

Es preciso entonces recuperar el espíritu de la Revolución.

El detonante en 1944 fueron las acciones y el sacrificio de una mujer: María Chinchilla. La catalizadora de hoy (congrega opiniones y sentimientos) es otra mujer: La doctora Claudia Escobar Mejía.

En uno de los párrafos finales de la Carta de los 311, firmada y presentada a Jorge Ubico Castañeda el 22 de junio de 1944, se expresa: «Alrededor de los gobernantes actúan y medran fuerzas burocráticas e intereses creados que se fortalecen con el transcurso de los años, y que llevan al mandatario visiones falseadas de la realidad ambiente. Por esta razón debe desconfiarse siempre de las “adhesiones” que, nacidas del temor o del interés, llegan hasta el gobernante a través del mecanismo oficial, las cuales jamás presentan el auténtico “sentimiento popular”. Seguramente corresponderá a usted, aquilatar muy pronto el valor de tales “adhesiones” a diferencia de la genuina sinceridad que nos anima».

Hoy, el mandatario Pérez Molina debiera verse reflejado en la persona destinataria de aquella carta. Porque ya no es él. Entiéndase: el Otto Pérez de la campaña se ha ido y la persona que vemos en la televisión es el resultado de las adhesiones nacidas de los intereses actuales. En aquella época era la United Fruit Company y adláteres. Ahora, son otras grandes transnacionales con intereses espurios.

Por eso celebramos con mucha esperanza que el Ministerio Público haya ordenado a un gerente de esas empresas a rendir declaración en torno a un posible delito: Una denuncia falsa contra un activista de derechos humanos. ¡Bien por el MP! En la época de Jorge Ubico Castañeda se acusaba a los jóvenes, activistas sociales y a cuanta persona identificaran como no proclive al gobierno o a la United Fruit Company, como «elementos disociadores de tendencias nazi-facistas», en la actualidad el endoso es de terroristas, eco-histéricos o comunistas. ¡Pobre cadáver ese del comunismo que lo levantan a diario los muñecos de ventrílocuo de la derecha no ilustrada!  

Y hablando de muñecos de ventrílocuo, hay dos a quienes ya se les pasó la mano. Cuantas veces pueden, en sus artículos: insultan al Estado, a la Patria, ofenden a la ciudadanía, denigran a cuanta persona no piensa como ellos y para más jorobar, uno, hasta arrimado es. Creo, es tiempo de investigar esas diatribas sin que ello implique mordaza a la libertad de prensa. «Lo cortés no quita lo valiente» decía uno de mis maestros de cirugía y si se creen mejor que nosotros porque vinieron de otro lado, momento es de pedirles —apegados a derecho— que vayan a vituperar a su potrero.

Por todo ese collage nada proclive a Guatemala: ¡Rescatemos el espíritu de la Revolución de Octubre!

 

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