Los conservadores (medios y voceros) dicen desde siempre que necesitamos de rambos y pistolotas para reducir la violencia, para reducir a los malos. Ahora que llevamos 25 meses en los que se están reduciendo los asesinatos, debemos aclarar que no es gracias a rambos, sino a recetas aburridas como el respeto al trabajo coordinado de fiscales y policías, a un inicio de institucionalización, y a valientes cotidianos anónimos y anónimas.
Los conservadores están haciendo una lectura equivocada y negligente de los motivos de estas mejoras y de reconocer quiénes son los responsables de la disminución de homicidios en Guatemala en un 20 por ciento desde 2009, a diferencia de lo que sucede con el aumento de muertes en todos nuestros países vecinos: Honduras, Belice, México y El Salvador.
Es que no es que el 14 de enero de este año, mágicamente, mejoró la seguridad cuando tomó posesión el gobierno de Otto Pérez Molina. La explicación que a mí más me convence es el trabajo conjunto entre el Ministerio Público y el Ministerio de Gobernación en los últimos dos años y medio. Trabajo que empezó con Amílcar Velásquez y Carlos Menocal, y sigue con Claudia Paz y Mauricio López Bonilla. Coordinación que, por ejemplo, ha permitido usar la ley de escuchas telefónicas para capturar a sicarios. Ellos dirigen instituciones que están comenzando a responder gracias a equipos de valientes policías y fiscales.
La CICIG consiguió su cometido de mostrarnos que en Guatemala podíamos los guatemaltecos derrotar a la impunidad aunque se enfrentara a los más poderosos de la sociedad (políticos, narcos, empresarios). Y ahora el MP sigue enfrentándose a los más poderosos (políticos, narcos, militares).
Para alegría de todos, después del pico de violencia de 2009, cuando llegamos a 46 asesinatos por cada 100 mil habitantes, ya vamos por 36. Esto mientras Honduras siguió empeorando hasta 80 por cada 100 mil y El Salvador hasta 62 por cada 100 mil. Y con este gobierno seguimos esa tendencia a la baja. Vamos bajando a 15 asesinatos diarios. Todavía es epidémico, pero la tendencia es hacia mejorar y no hacia el abismo.
Lo que sí ha sido un mérito de este Gobierno, es la mejora en los robos de celulares. Y lo lograron con acciones concretas contra las ventas impunes de celulares robados. Un poquito de voluntad política. Analice cuándo fue la última vez que le contó alguien que le robaron un celular. O con qué frecuencia le toca cambiar el número de sus amigos en su agenda telefónica.
Y pues no se cambió por rambos y armas. Más bien se debe a la receta aburrida, la de hacer las tareas, de respetar a quienes trabajan bien sin importar los cambios de gobiernos, de usar la inteligencia para hacer capturas sin necesidad de disparar balas.
*Esta columna fue publicada originalmente el 22/5/12 en www.elperiodico.com.gt